Este 6D vamos a elegir un nuevo Poder Legislativo, en el cual el odio y el revanchismo no deben ser una bochornosa muralla que impida que podamos alcanzar las grades soluciones
Fue en las mocedades cuando en mi mente retozaron los deseos de servirle al país, precisamente cuando Venezuela era laboratorio de politiqueros que ensayaban cualquier truculencia para hacerle daño a la sociedad. Hoy, después de transitar 65 años y descubrir que conquistar el porvenir tiene su carga de tropiezo, puedo repetir como el poeta Pablo Neruda: «Confieso que he vivido».
Para nadie es secreto que el país atraviesa por uno de los momentos más difíciles, pues nunca como ahora, tantas ambiciones desmedidas y soberbia rabiosa se habían confabulado para intentar destruir las instituciones del Poder Público, hoy seriamente amenazadas con fragmentarse como jarrón chino contra el piso.
Frente a tales circunstancias que consideramos apremiantes, cabe preguntarse: ¿qué hacer para evitar que nuestro parlamento se haga cada vez más inoperante, e incapaz de darle respuestas a nuestra grave crisis de fe, de moral y de rumbo? ¿Por qué no darnos el 6D la oportunidad de rencontrarnos, en vez de prolongar esta pelea de perros y gatos que degrada el debate político? ¿Acaso pasamos por alto que estamos en un momento crucial, y que el menor descuido podría sacarnos de circulación como Estado independiente?
Por el bien de todos y todas, este 6D vamos a elegir un nuevo Poder Legislativo, en donde el odio y el revanchismo no debe ser una bochornosa muralla que impida que podamos alcanzar las grades soluciones que con urgencia reclama la quinta república.
Y como no somos como los Borbones de la Restauración francesa que todo lo olvida y nada aprende, el 6D está prohibido reelegir a parlamentarios maulas que sin penas ni glorias pasaron sus vacaciones con jugosas remuneraciones, a cambio de no hacer nada para dignificar la república. ¡Qué tal!
Freddy Elías Kamel Eljuri
aporrea.org