Días después de sostener un encuentro directo con Donald Trump en el escenario del debate, Jeb Bush acudió a New Hampshire el sábado y pareció disfrutar su nuevo papel como el crítico número uno del precandidato republicano que lidera la contienda del partido.
«Tengo que decirlo: Donald Trump es un cretino», dijo Bush de forma espontánea entre respuestas a dos preguntas de votantes. Luego arremetió contra el empresario multimillonario por insultar a las mujeres, a los hispanos y a personas con discapacidad durante su campaña.
«¿A quién engaña?», preguntó Bush a los presentes. «Yo mismo me di terapia ahí. Gracias por permitirme hacerlo», admitió, medio en broma.
Las frustraciones de Bush hacia Trump no son ninguna sorpresa. Otrora considerado el favorito entre la clase dirigente para la nominación del partido, Bush ha tenido una campaña cargada de política que durante meses se ha venido abajo y no ha logrado alcanzar dos dígitos en las encuestas de preferencias. Trump, en comparación, sigue dominando el terreno y parece fortalecerse con cada nueva declaración provocadora que hace, siendo la más reciente un llamado a prohibir que los musulmanes entren al país.
Bush no es el primer precandidato republicano a la presidencia en criticar a Trump. El gobernador de Ohio, John Kasich, y un grupo independiente que lo respalda, por ejemplo, han atacado al magnate de bienes raíces durante meses en comunicados de prensa y publicidad por medios digitales. Pero mientras que Bush se enfrascó repetidamente en discusiones con Trump en el debate del martes, Kasich evadió hablar con éste.
Bush, por su parte, afirmó que ahora está incrementando sus críticas hacia Trump debido a que el empresario está mostrando ideas superficiales sobre política exterior.
«¿Lo oyeron hablar sobre política exterior en el debate?», cuestionó Bush en referencia a la incoherente respuesta de Trump sobre modernizar la triada nuclear. «No tiene ni idea».
Sobre el mandatario ruso Vladimir Putin, dijo Bush, «él respetará la fuerza, no un espectáculo de payasos».
Trump encabeza las encuestas en New Hampshire, donde un triunfo en las elecciones primarias del 9 de febrero podría dar vida a o acabar con la capacidad de Bush para seguir adelante.
Bush compite con Kasich, el gobernador de New Jersey Chris Christie y el senador Marco Rubio de Florida por representar a la clase dirigente del partido. Y se aferra a su decisión de ir tras Trump, en parte, como una medida para salvar al Partido Republicano.