Plazas de Guaicaipuro, Carrizal y San Antonio no recibieron la tradicional visita de los niños con sus juguetes
Dejando una tenue estela, la noche buena del 24 de diciembre solo fue precedida por calles desiertas que dieron la bienvenida a los pocos atrevidos que se dieron una vuelta en busca de comercios abiertos.
La tónica del 25 de diciembre estuvo enmarcada por las solitarias calles de los municipios que conforman los Altos Mirandinos, aunados al cierre de la gran mayoría de establecimientos comerciales.
Supermercados, frigoríficos, tiendas de ropa y centros comerciales amanecieron con las puertas cerradas, dejando con un agrio sabor de boca a más de un desprevenido que salió de su hogar para realizar alguna compra.
Solo algunas panaderías subieron su santamaría, sin embargo, las mismas laboraron a media máquina debido a la poca afluencia de clientes durante las primeras horas del día.
Tras esta clausura masiva, quienes aprovecharon para vender algunos productos fueron los comerciantes informales; con un camión o un tarantín improvisado expendieron verduras o carne mayormente.
FO