Fácil no será este año que comienza, no solo porque uno de nuestros cinco poderes constitucionales, el Poder Legislativo está en manos de una oposición con diferentes matices, sin una hegemonía política ideológica lineal, sino también porque este 2016 en los tres primeros meses estará marcado por la agudización de la crisis económica que venimos arrastrando desde hace mas de un año y donde autocríticamente tenemos que reconocer nuestros errores, pues durante los trece años que el comandante y presidente Hugo Chavéz ejerció la conducción del pais, se intentó timidamente salir del modelo rentista y parasitario petrolero, pero que lamentablemente también las equivocaciones en la forma como se implementó y la puesta en práctica de erradicar la mentalidad rentista no fue la más adecuada al colocar gerentes, ministros, directores, viceministros, es decir el poder del tren ejecutivo, en su mayoría con poca experiencia y probidad, y mucho menos con humildad para escuchar al pueblo y asumir con envergadura esos retos. Esto fue gran causa de las consecuencias negativas que estamos sufriendo. Estos ministros en sus prácticas reprodujeron los viejos vicios, como el clientelismo, desconocimiento del poder poder popular, prepotencia, muchos de esos incapaces fueron reciclados varias veces, paseándose por casi todos los ministerios sin tener conocimientos de los tres grandes proyectos estratégico del país como son El salto hacia adelante o la nueva institucionalidad (2004), Proyecto Simón Bolívar (2007) y el Plan de la Patria (2012). La llamada guerra económica es el resultado de nuestra incapacidad para producir, crear políticas de transformación de materias primas, valor agregado, entre otras cosas. Maduro, en uno de sus discursos, llamó abiertamente a los boliburgueses, que a sus anchas sin ningún tipo de contraloría marcaban una grosera distinción de símbolos suntuosos con respecto al pueblo.
Derecha y ultraderecha
La mayoría de las y los diputados para la Asamblea Nacional está constituida por derechistas y ultraderechistas. Se diferencian en matices, en forma de actuar. El partido de mayor conciencia ultraderechista, Voluntad Popular, no superó a Primero Justicia, ni al cadáver insepulto de Acción Democrática (como en una oportunidad dijo su fundador Rómulo Betancourt para referirse a Jóvito Villalba). Tampoco superó al Nuevo Tiempo, el partido del filósofo del Zulia, sumándole a ellos los otros partidos. El Psuv, pese al revés por las causas conocidas por todos, sigue siendo el partido mayoritario de la Repúblcia de Venezuela. Ya las contradicciones se asoman en el seno de la Unidad Democrática en cuanto a posiciones ultraradicales como La salida violenta, guarimbera, que en el pasado dejó más de cuarenta muertos. Al parecer, el candidato presidencial permanente y su partido Primero Justicia, el gobernador ausente mirandino Capriles Radonski, marca su diferencia ante este tipo de Salida, por ahora. Pero como decía Mao Tse Tung en sus reflexiones sobre las contradiciones, esas son contradiciones no antagónicas entre la derecha y la ultraderecha, pues en el fondo se trata es volver a la fórmula planteada por el ideólogo neoliberal, de la escuela de gobierno de la Universidad de Harvard, Ricardo Hausmann, como lo pudimos constatar y expresar en mi conferencia en esta universidad el pasado 4 de diciembre.
El poder para el pueblo
La gente cuando ejerció el voto lo hizo en gran parte para rechazar los desvaríos del poder instituido, más no el constituido, del cual los instituidos o líderes a la cañona, venía haciendo prácticas perversas del poder, abusando del mismo a nombre del líder del proceso bolivariano. El presidente Maduro marcó tres pautas interesantes. La primera fue en Barlovento antes de las elecciones, la necesidad de renovar los liderazgos, lo que significa que hay que buscar a la gente que hace trabajo en las comunidades y no líderes a dedo como se ha venido imponiendo. Lo segundo es que planteó un cambio radical en el tren ejecutivo, casi todos los ministros fracasaron en estos últimos dos años, donde se destaca como unas de las peores gestiones, la ejercida por el actual ministro de Cultura, que esa vaina se convirtió en la nada cotidiana y a nivel de cultura urbana la mala gerencia la desaparecida Fundarte, y el invento de Suena Caracas enmudeció en las urnas electorales metropolitanas. Se descuidó a la cultura como arma de la revolución.El tren ejecutivo debe ser bien repensado con gente que tenga un dominio técnico en la materia, visión política y contacto directo con el pueblo, que es quien en definitiva quiere ejercer su poder constitucional, sin mediadores, sin manipuladores, sin verborrea y con modelaje social e intentar recuperar el legado de Chávez…. Lo tercero, desligar el poder militar del poder ejecutivo …el ensayo cívico militar está muy cuestionado. Tener los otros cuatros poderes no basta y la derecha y el imperialismo lo tienen clarito.
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“El invento de Suena Caracas enmudeció en las urnas electorales metropolitanas…”