Escuchar palabras como compostura y respeto dentro de ese espacio tan mancillado e irrespetado por el oficialismo, confieso que me hizo sentir orgulloso y esperanzado en que el cambio se dará más temprano de lo que esperamos
Para algunos es ley de vida, otros hablan de karma, hay quienes creen en la justicia divina y los más pragmáticos apelan al principio de la acción y reacción, que de acuerdo a las Leyes de Newton: “Si un cuerpo actúa sobre otro con una fuerza (acción), éste reacciona contra aquél con otra fuerza de igual valor y dirección, pero de sentido contrario (reacción)”.
Si analizamos con detenimiento las reacciones de los mal perdedores del oficialismo durante la histórica sesión de instalación de la nueva Asamblea Nacional, no tardamos en darnos cuenta que todos recibieron una amarga cucharada de su propia medicina; en especial, Diosdado Cabello, ahora diputado en minoría y cuya nefasta actuación se le revirtió en reacción y dura lección.
Escuchar palabras como compostura y respeto dentro de ese espacio tan mancillado e irrespetado por el oficialismo, confieso que me hizo sentir orgulloso y esperanzado en que el cambio se dará más temprano de lo que esperamos.
A propósito del cambio del que todos hablamos, quisiera citar una fracción del discurso, con el permiso de su orador, Henry Ramos Allup, durante este acto que marcó el inicio de una nueva historia para nuestro país. Él dijo: “El cambio no es cuestión de calendario, es un hecho de cambio de actitud, de cambiar lo que está muy mal y derivará en peor. Lo positivo se aprovecha y lo negativo se desecha. El futuro no se cambia, se cambia el presente. Queremos cambiar esta realidad que ya tiene 17 años y le ha causado un profundo daño a Venezuela”.
Y allí radica la esencia de la lección impartida por ley divina o por el universo a Diosdado, Carreño, Cilia, a Rodríguez, Agüero y a los diputados oficialistas, quienes hoy probaron en carne propia lo que se siente ser minoría. Pero en esta oportunidad, y eso hace aún más agrio su trago, es que aun siendo minoría, fueron tratados con respeto.
Recordemos que hasta la última írrita sesión de la anterior directiva del parlamento, Cabello señalaba con altisonante verbo: “Mientras yo sea presidente ningún diputado de la oposición tendrá derecho de palabra”. Y resulta que en el acto de instauración del cambio, ese histórico cinco de enero, se le concedió tal derecho a la nueva minoría, que lo desperdició al no tener propuestas en su discurso, pero de igual forma se le respetó su derecho a parlamentar.
Aún faltan muchas lecciones por aprender, esperemos que el oficialismo entienda que “aquí cambiaron las cosas”, que los venezolanos reclaman soluciones, no más enfrentamiento, que no quieren escuchar de round sino de debate constructivo.
Entender definitivamente que toda acción genera una reacción, que ya como diputados electos representan y defienden los intereses de todos los venezolanos, no de un partido, y que solo juntos podremos construir nuestro futuro de paz, bienestar y progreso y llegar así a la mejor Venezuela.
Lester Toledo
@LesterToledo