La imagen del Libertador que ha popularizado el chavecismo y que fue supuestamente construida a partir de la morfología de su cráneo, por un “experto” muy bien pagado por el presidente Chávez
Gobierno y oposición han estado muy ocupados en una confrontación politiquera alrededor del retiro de la sede del Capitolio de unas pinturas con los rostros de Chávez y Maduro y del semblante inventado por Chávez del Padre de la Patria. Este enfrentamiento, así como los habidos a raíz de la decisión inconstitucional del TSJ contra la juramentación de los cuatro parlamentarios electos por los votantes de Amazonas, nos dicen desde ya cómo va a transcurrir el nuevo año en relación a los enfrentamientos entre el Poder Legislativo, en manos de la oposición de la MUD, con el resto de los poderes obedientes en su totalidad al Ejecutivo Nacional. La sangre no ha llegado al río hasta ahora, como algunos suponían podía ocurrir, pero esto no necesariamente es garantía de que no pueda hacerlo más adelante, en la medida en que se desarrollen niveles conflictivos más elevados en la pugna por el poder político venezolano.
Desde ya dejo claro que la imagen de Bolívar que ha popularizado el chavecismo y que fue supuestamente construida a partir de la morfología de su cráneo, por un “experto” muy bien pagado por el presidente Chávez, es una invención que nada tiene que ver con el verdadero rostro del Libertador, sino que obedeció al patológico deseo del difunto de construir una imagen de Bolívar que se le pareciera y que se alejara del rostro español por todos conocidos y que nos ha llegado de pinturas hechas en vida de Bolívar por pintores retratistas venezolanos y de otros países, muy famosos, las cuales coinciden en un mismo rostro, razón por la cual no había ninguna necesidad de recurrir a la reconstrucción de su retrato, a partir de las imágenes de su cráneo, para producir un rostro grotesco, acartonado, rígido y único, que ha querido ser impuesto como la imagen oficial de Bolívar, en contra incluso de la propia opinión del Libertador, quien se identificó más de una vez con sus retratos.
Pintores como Antonio Herrera Toro en 1825, Juan Lovera en 1828, Pedro José Figueroa en 1820, Antonio Salas en 1826 y 1829, José Gil Castro en 1825, Samys Mutznr en 1819, Pedro José Figueroa en 1820, Jaime Santibáñez en 1829, José María Espinoza en 1828, José María Burbano en 1826, entre otros, nos dejaron la imagen del Libertador que hemos conocido por 200 años, en las que vemos las variaciones generadas por los años y los sufrimientos del Padre de la Patria, sus líneas de expresión, sus bigotes en los años que los utilizó, el cabello, su perfil discretamente prognático, muy diferente de esa imagen extraña, de mandíbula hipoplásica, de rasgos negroides, de expresión inventada, que satisface sólo a ciertas mentes, empeñadas en imponer la historia que se genera sólo en cabezas desquiciadas. No. Esa que sacaron de la Asamblea no era la imagen de Bolívar, es una falsificación que nadie, en su sano juicio, debería seguir permitiendo.
Luis Fuenmayor Toro