El ministro de Salud, Marcelo Castro, admitió que Brasil está «perdiendo feo» la guerra contra el mosquito y señaló que el gran aliado del ciudadano de a pie es el repelente, sobre todo para las embarazadas
Faltan diez días para el famoso carnaval de Rio de Janeiro y la psicosis por el virus zika no hace más que aumentar.
Transmitido por el mosquito Aedes aegypti y asociado a una explosión de casos de bebés con microcefalia, el estado de alerta de la turística ‘Cidade Maravilhosa’ se extiende hasta agosto, cuando recibe los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica.
«La preocupación es muy grande porque Rio es una ciudad de grandes eventos», afirmó este martes Marcos Vinicius Ferreira, portavoz de la secretaría de Salud de Rio durante la fumigación del Sambódromo, donde el 7 y 8 de febrero se celebrarán los suntuosos desfiles de las escuelas de samba.
Las multitudinarias fiestas del precarnaval callejero (bloco) ya comenzaron el fin de semana y esa gran aglomeración de personas facilita la circulación del virus.
El ministro de Salud, Marcelo Castro, admitió que Brasil está «perdiendo feo» la guerra contra el mosquito y señaló que el gran aliado del ciudadano de a pie es el repelente, sobre todo para las embarazadas.
«Habría demorado la decisión»
El Aedes aegypti, que también transmite el dengue y la chicunguña, tiene a su favor «la desordenada urbanización y los programas de control de baja capacidad» de Rio, explicó a la AFP el epidemiólogo Roberto Medronho de la Universidad de Rio de Janeiro (UFRJ).
«Es muy difícil controlar el mosquito en Rio, donde un tercio de la población vive en las favelas con numerosos espacios de proliferación» como las aguas estancadas, añadió.
La alcaldía aprovechó el carnaval para lanzar una campaña de concientización para que las personas eviten en sus casas el estancamiento de aguas, ya que favorecen los focos de mosquitos.
El martes, una quincena de agentes sanitarios, ataviados con trajes amarillos y máscaras de gas, rociaron con insecticida los 900 metros de la avenida del Sambódromo, así como las gradas con capacidad para 70.000 personas.
La alcaldía de Rio ha asegurado, además, que «las inspecciones serán intensificadas para los Juegos Olímpicos de agosto, aún cuando sea un período en el que hay menos mosquitos» por el invierno austral.
«La punta del iceberg»
Las embajadas del Reino Unido y Francia emitieron mensajes de precaución a sus deportistas y nacionales en Brasil, mientras que el gobierno de Estados Unidos recomendó a las mujeres encinta que eviten los viajes a América Latina.
El zika «continuará extendiéndose» a todo el continente americano, a excepción de Canadá o Chile, alertó el lunes la Organización Mundial de la Salud, que lo ve como «un motivo serio de preocupación».
Desde 2015 se han detectado 3.893 casos de microcefalia en bebés – sobre todo en las regiones del noreste de Brasil – una malformación en la cabeza que altera el desarrollo intelectual y que está probablemente ligada al zika, contraído por la madre y transmitido por la placenta, según el ministerio de Salud.
En 2014, sólo 147 casos se habían contabilizado.
«A lo largo de los años pueden surgir otras anomalías como la sordera, como en el caso de la rubeola. Esto sin duda es apenas la punta del iceberg», afirma Medronho, que comparó la situación con «la de la talidomida [un medicamento sedante, ndlr] en los años 1960, cuando tuvimos una generación de bebés sin brazos o piernas».
«Hay un riesgo de bebés microcéfalos con neuropatías que no podrán estudiar ni trabajar. Es una tragedia para las familias, generalmente las más pobres. La epidemia pasará, pero los microcéfalos estarán siempre ahí y eso sobrecargará el sistema de salud», subraya el investigador.