La descomposición intestinal, conocida popularmente como diarrea, es el aumento de la frecuencia de evacuación, con el paso de heces anormalmente suaves o acuosas. En muchos casos, es un problema que en un par de días se resuelve sin un tratamiento especial, pero si se prolonga puede ser señal de otras alteraciones.
Las deposiciones frecuentes pueden ocasionar deshidratación, de acuerdo a la investigación publicada por el portal web www.farmaceuticonline.com, porque el cuerpo pierde tal cantidad de líquido que no puede funcionar correctamente. La deshidratación es particularmente peligrosa en niños y ancianos, que deben reponer las pérdidas rápidamente para evitar problemas más graves.
La diarrea puede ser causada por un problema puntual como una infección, o por un problema crónico como una enfermedad intestinal. Determinadas infecciones bacterianas, víricas o por parásitos pueden dar a lugar a una sintomatología diarreica. Sin embargo, la descomposición también puede ser ocasionada por diversos medicamentos (como antiácidos que contengan magnesio, o antibióticos) o por enfermedades intestinales como el síndrome del intestino irritable o la enfermedad celíaca.
Según la duración, hablaremos de diarrea aguda o crónica. La aguda tiene una duración inferior a las tres semanas y suele estar causada por una infección. La descomposición crónica se prolonga más allá de las tres semanas y normalmente se relaciona con alteraciones de la función intestinal. En los niños más pequeños, sintomatologías diarreicas severas, de un solo día de duración, pueden llevar a una deshidratación y, por ello, no pueden descuidarse.