Se ha llegado a considerar que se pudiera obligar bajo amenaza a una renuncia presidencial, lo que sería muy delicado, porque se retomaría el típico expediente latinoamericano del golpe de Estado palaciego
Como parte de los acuerdos previos a las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, los partidos que conforman la Mesa de la Unidad establecieron el compromiso de proceder, una vez electa la nueva Asamblea, a sacar a Nicolás Maduro de la presidencia.
Se trataba de un planteamiento que el partido Voluntad Popular venía realizando con mucha fuerza y que fue acogido por el resto de las organizaciones, de modo que se estableció de manera explícita que en el primer semestre de 2016 debía definirse la modalidad para alcanzar la meta señalada, lo que facilitó la integración de las planchas.
Al tomarse esta decisión en términos y plazos irrevocables, la MUD descartó otras opciones, como el recorrido institucional progresivo que tendría como próxima estación la elección de gobernadores de diciembre de este año, en ruta hacia el 2019.
Sin embargo, de acuerdo a informaciones recientes, algunos partidos y factores integrantes de la oposición no estaban convencidos, hasta hace pocos días, de que la decisión de establecer como objetivo prioritario la salida de Maduro no había sido acertada, por lo que habían sugerido su reconsideración.
Del mismo modo, otros sectores estimaban que no se debía actuar de forma apresurada y que había que darle tiempo a la Asamblea para que desarrollara su trabajo legislativo y de control político, sin convertir en actividad política principal la salida inmediata del Presidente.
La decisión de acatar la sentencia del Tribunal Supremo sobre el caso de los diputados de Amazonas se inscribe en esa orientación política moderada, un tanto distinta al acuerdo propuesto por Voluntad Popular.
Ahora bien, en el transcurso de los últimos días ha tenido lugar un viraje en la línea política de los principales actores de la oposición, que han replanteado como un asunto de urgencia inmediata la propuesta de la salida de Maduro.
Esto se hizo visible al observarse una presencia simultánea de numerosos voceros en los medios de comunicación para hacer presión en esa dirección. Incluso, se ha llegado a considerar que se pudiera obligar bajo amenaza a una renuncia presidencial, lo que sería muy delicado, porque se retomaría el típico expediente latinoamericano del golpe de Estado palaciego, lo que implicaría, por lo demás, que se generara una situación previa de un caos costoso para el país.
Quizás en los próximos días las aguas vuelvan a tomar su cauce y la prisa que se impuso en los últimos días le de paso a la sensatez. De ser así, habría que replantear el fortalecimiento de la cohabitación como mecanismo dentro del cual se pueda organizar de manera simultánea la convivencia y la confrontación.
Leopoldo Puchi