Es un vendido a las peores causas contra Venezuela, es ingrato, cante como cante, baile como baile
El mayor dolor que causa un joven es verlo colocado al lado de la contra-revolución. Ser joven y revolucionario es lo mismo, pero este mostró con claridad que la factura a cobrarle a los financistas de la guerra mediática contra nuestra patria es grande.
Pero, por mucho que haya cobrado, siempre será poco cuando algún día sienta la humillación del pueblo que le ha escuchado cantar a las gentes y le escuchado babear en la Asamblea Nacional. Es un vendido a las peores causas contra Venezuela, es ingrato, cante como cante, baile como baile. Así lo verán los jóvenes y los no tan jóvenes de ahora en adelante.
He tenido la suerte de ser formador de jóvenes universitarios, nunca tuve que decirle a alguno como pensar, solamente con el ejemplo creí que era bastante. Aquellos que compran conciencias y las exponen como trofeos para que otros emulen su gesta, son en toda esencia pésimos formadores de jóvenes.
Me aterra que este joven sea presentado como figura fundamental de la sociedad venezolana, lo que dice mucho de la gente bisoña con la que puede contar la oposición para mostrar sus potencialidades frente a la ambición del futuro.
Sabemos quiénes han sido los iconos jóvenes de otras sociedades, sabemos a donde han llegado, sabemos cómo han sucumbido a los peores vicios, pero eso no importa, son un producto que lo venden para lo que sea, desde promocionar un desodorante, un refresco o hasta poner la solemne plasta que este cantor dejó en el ámbito de la política.
No sé, lo repito, cuanto le pagaron por este show, pero imagino que le vendió el alma al diablo, y todos sabemos que es el diablo en la sociedad mundial actual.
Miguel Mora Alviárez