El presidente Chávez dio suficiente muestra de su rápida capacidad de respuesta y flexibilidad en lo táctico
Para comprender la vigencia del pensamiento revolucionario bolivariano, socialista y chavista es menester establecer diferencias entre lo estratégico, lo táctico y lo operativo. Lo primero apunta hacia unos objetivos, metas, aspiraciones y horizontes. La Constitución Bolivariana puede ser un ejemplo de lo estratégico.
El segundo nivel, lo táctico, tiene que ver con la forma, el cómo lograr los objetivos planteados en la estrategia. Aquí, la dinámica del accionar político toman un calor más pragmático, se definen aspectos metodológicos: las leyes, por ejemplo.
Y en el tercer nivel, lo operativo, es la ejecución, la cotidianidad, el desempeño, el cumplimiento de la Constitución y las leyes. Este es el momento de la constatación de la teoría con la praxis y en un lapso de un determinado tiempo, se puede conocer si es necesario hacer algunos ajustes en los niveles precedentes (estratégico y táctico).
En lo estratégico, no debe quedar duda en un solo militante del pueblo revolucionario, chavista y socialista de cuales son nuestros principios, de cual es nuestra luz -esa que ilumina el camino trazado por nuestro comandante supremo Hugo Chávez-. Pero en lo táctico, la Revolución Bolivariana es y tiene que ser dinámica, irse adaptando al contexto.
El presidente Chávez durante su mandato dio suficiente muestra de su rápida capacidad de respuesta y flexibilidad en lo táctico. En este sentido, sentó precedentes y legitimó la adaptabilidad de los métodos.
Ahora bien, hemos llegado a lo operativo, la ejecución, el desempeño, el cumplimiento de lo plasmado en lo estratégico y lo táctico.
En este aspecto se aceptan quejas, críticas y sugerencias por parte de nuestro pueblo revolucionario.
En este nivel (lo operativo) desde el presidente Nicolás Maduro hasta los revolucionarios mas convictos debemos admitir algunas fallas y promover rectificaciones, pero manteniéndonos en el canal de la izquierda.
Por lo tanto, el pensamiento revolucionario bolivariano, chavista y socialista está vigente, sigue vivito y coleando.
Su expansión es indetenible, urbe et orbi, de no ser así, como se explica que uno de los pre-candidatos a la presidencia de los Estados Unidos que más ha subido en las encuestas últimamente (Ben Sanders), haga los siguientes planteamientos al pueblo norteamericano:
«Los estadounidenses, viven bajo el yugo de una oligarquía de multimillonarios, los hermanos Koch y los propietarios de Walmart y los caciques de Wall Street, que conspiran para mantener a la clase trabajadora oprimida».
Su oferta electoral contiene, entre otras promesas, Invertir en enormes proyectos de infraestructura para crear más de 10 millones de empleos.
Expandir, en lugar de reducir, la Seguridad Social.
Echar a las compañías privadas fuera del negocio de las cárceles, hacer que los estudios universitarios sean gratuitos, garantizar licencias por enfermedad remuneradas y un “par de semanas de vacaciones remuneradas” para los trabajadores.
Desmantelaría los bancos gigantes, mantendría al país lejos de más guerras y pagaría buena parte de su programa de gasto con impuestos para las actividades comerciales de Wall Street. ¿Les resulta familiar a los venezolanos y venezolanas estos planteamientos?
Miguel Pérez Abad