Lo que está ingresando por concepto de crudo, la mitad -o más- se va en producirlo, y lo que queda es para pagar deudas acumuladas
La situación del país está en su peor momento. No son exageraciones. Es la triste y dolorosa realidad que ni se puede ocultar ni se puede dejar que corra. Hay que hacer algo, ya lo ha dicho con su lenguaje directo Henry Ramos Allup.
Las “paradas” de Del Pino, presidente de Pdvsa, no trajeron nada bueno, nada se logró, absolutamente nada. Lo más vistoso de esa visita a Rusia consistió en que fue a buscar consenso porque hay dificultades entre los dos países por las empresas mixtas. Pero por el precio del petróleo no va a hacer nada, eso debe estar más que clarito. Así tenemos que lo que está ingresando por concepto de crudo, la mitad -o más-se va en producirlo, y lo que queda será para pagar deudas acumuladas. Entonces ni para comida, ni para medicinas, ni para auto parques ni repele. ¡Qué desgracia!
La tan cacareada economía productiva tiene una fatalidad, porque se estrella contra estas realidades: no hay agua, ni luz suficiente. Entonces por ejemplo, ¿cómo se produce riqueza con turismo? Además de los atracos no se salvan ni los muertos en los cementerios. Y las cárceles son un hervidero controlado por los pranes. Este gobierno llegó a su final, lo dicho por Henry Ramos Allup, con su estilo directo, sin “buscar a Dios por los rincones” interpreta a la inmensa mayoría del país.
Cuando los gobernantes pierden prestigio, no acumulan reservas morales. No es cuestión de que se agotaron las reservas internacionales, o se vendió lo que quedaba en oro o si continúan cayendo los precios de los hidrocarburos, es que no hay cómo dirigir a un país en crisis. Exigen sacrificios, y quienes nos gobiernan están en entredicho moralmente. No tienen credibilidad, ya está claro que los chavistas no son maduristas, y también reclaman un cambio urgente.
Soluciones hay, se vienen proponiendo desde hace tiempo, pero los diálogos se convirtieron en burladeros para un régimen que solo piensa en cuidar sus pellejos y dejar que la Nación se reviente en mil pedazos. Hace exactamente un año María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio, propusieron un acuerdo unitario para instrumentar una transición pacífica y constitucional que nos ahorrara esta crisis terminal que está consumiéndonos.
Hay ideas claras, bien articuladas, que de aplicarse ya, de seguro se iniciaría la reconstrucción del país. Eso implica muchos sacrificios, que sin ánimo de venganza, a su vez, deben llevar aparejados castigos ejemplares a la corrupción que ha tenido vía libre en esta administración. En dos sesiones de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional se han recibido 25 denuncias sobre hechos de corrupción. Con solo leer el libro escrito por Carlos Tablante y Tarre Briceño, basta y sobra para dar con los culpables de semejante asalto al erario público.
Mitzy C. de Ledezma