Los paralelismos son inevitables. Y más aún cuando en fechas similares pero con 27 años de diferencia se anunciaron medidas tendentes a corregir los fuertes desequilibrios económicos, o por lo menos era lo que se esperaba.
El “paquetazo” de Pérez, como fue denominado el programa de ayuda económica acordado con el Fondo Monetario Internacional, era un plan bien concebido que tuvo como falla no haber sido “vendido” de una manera correcta comunicacionalmente hablando, han coincidido en el tiempo economistas y analistas políticos.
El empeño en poner en marcha el conjunto de medidas para desmontar los controles de precios y de cambio, no permitió al gobierno, de Acción Democrática, medir el impacto social de una población con recursos económicos limitados.
“La escasez de bienes básicos, la caída del salario real y elevada inflación fueron creando un ambiente de inestabilidad, de descontento social y crisis económica”, dijo a El Estímulo el economista Alexander Guerrero.
A pesar de las similitudes en los problemas fiscales, monetarios y cambiarios, la Venezuela de ese entonces acababa de cerrar 1988 con un crecimiento de 5,8% del PIB y una inflación de 35,55%, cinco veces menor a la que registró el Banco Central de Venezuela en 2015 y que es la más alta del mundo.
A diferencia con el presente, la población de entonces desconocía el real estado de salud de la economía, disfrazado con una percepción de bonanza.
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