El auge capitalista en los últimos tres años no deja lugar a dudas, el estímulo a los empresarios es reconocido hasta por Fedecámaras, la canalla aplaude al gobierno
¿Con cuál careta irán allá donde todo comenzó, con cuál coraje se atreverán a decirle al padre que permanecen en el gobierno pero que ya no hay patria, que la entregaron y que fue el precio pagado por permanecer un tiempo más? ¿Cómo, con cuál disfraz, intentarán engañar al que todo lo sabe? ¿Qué responderán cuando les pregunte «dónde está el socialismo»?
Las evidencias son claras: ¡la revolución fue capturada por el capitalismo! El auge capitalista en los últimos tres años no deja lugar a dudas, el estímulo a los empresarios es reconocido hasta por Fedecámaras, la canalla aplaude al gobierno, se ha llegado al descaro de poner la economía en manos de un burgués, como lo es Pérez Abad; la participación de los privados en la Faja Petrolera del Orinoco es señal inequívoca, la rebatiña en el sector minero es indignante, la empresa minera militar no tiene otra justificación que la de aplacar a los militares y darle confianza a las empresas extranjeras.
Podemos afirmar que el capitalismo goza de buena salud, que está rozagante y que lo hecho por Chávez, lo que se adelantó en el camino socialista, fue revertido. La conciencia capitalista, la lógica del capital, infesta hasta el último rincón del alma colectiva.
El 5 de marzo, los revolucionarios deberían ir al Cuartel de la Montaña, pararse junto a la tumba del comandante y rezar una plegaria:
Padre, tu lucha no concluye, hemos regresado a la penumbra que precedió a aquel rayo, a aquella madrugada, cuando saliste de Maracay en búsqueda del horizonte, a tomar el cielo por asalto. Había una hermosa luna llena que nos auguraba victoria y no se equivocó, aquel triunfo moral nos llevó a la aurora de un nuevo mundo, lo tocamos, lo vimos, saboreamos el futuro.
En abril y diciembre sentimos la presencia del Libertador, contigo Bolívar regresó cabalgando los blindados de la dignidad, volvimos a ser aquel pueblo humilde que atravesó Los Andes y dio su sangre en Carabobo y Junín, fuimos respetados en el continente, los pobres de la tierra siguieron tu ejemplo, vibraron con los latidos de tu corazón libertario.
El pueblo desposeído recuperó su autoestima, la fraternidad floreció, el espíritu fue abonado con las misiones educativas, el amor creció en los módulos de Barrio Adentro, el internacionalismo se presentó en la mirada de los médicos cubanos que nos decía que éramos un solo pueblo, una sola causa.
Liberados ya de las cadenas mentales de la lógica capitalista, emprendimos la tarea de la construcción de un nuevo mundo donde todos vivamos como hermanos. Juntos vencimos dificultades, unidos nos equivocamos muchas veces, pero siempre guiados por usted comandante, predicador con su ejemplo de la máxima del profundo sentimiento amoroso, pudimos rectificar.
Comandante, padre, hoy el rumbo está perdido, fueron suficientes tres años de renuncia a tus enseñanzas para que nos invadiera la peste capitalista que pensamos erradicada.
Los colonizados por el pasado, los cómodos, los cautos, no tuvieron el coraje para avanzar y perder la aprobación, la sonrisa de la burguesía, retrocedieron por la senda de la traición.
Ahora todo ha cambiado, nos convertimos en iguales a los que contigo combatimos, somos su imagen y semejanza reflejada en un espejo timorato; ellos (los capitalistas) y nosotros nos complementamos en un aquelarre infame de egoísmo y expoliación. Los demonios capitalistas internacionales ahora habitan entre nosotros, se alimentan de naturaleza y humanos.
Padre, no hemos sido capaces de resistir a la entrega, lo confesamos, fueron muchos los que cambiaron el verde olivo por el verde dólar, el diablo del que tanto nos advertiste sedujo a muchos; otros callaron, débiles no encontramos refugio, la ola reaccionaria nos arrastró.
Nosotros nos asimos a tu ejemplo, a tu dignidad. Hoy vinimos ante ti a reafirmar nuestra fe en tus enseñanzas.
Tú vivirás siempre en la lucha por construir un mundo socialista, y en el horror a las oligarquías.
Tu sueño no concluye, seguiremos luchando, lo prometemos.
Toby Valderrama
y Antonio Aponte
aporrea.org