Artículos escritos para La Voz por los profesores de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela. La responsabilidad de las opiniones emitidas en sus artículos y Notas Internacionales es de los autores y no comprometen a la institución.
Derechos humanos una necesidad, no un accesorio
Los derechos humanos están en peligro. Los Estados encargados de protegerlos defienden más las fronteras que las personas y se escudan en la soberanía para hacer caso omiso de sus deberes. Mantener la seguridad se convierte en la excusa perfecta para asaltar las libertades humanas.
Las cifras hablan solas. Según el último informe de Amnistía internacional (AI), 122 países ejercieron tortura; 113 restringieron la libertad de expresión, en 61 hay presos de conciencia o presos políticos, 30 ilegalmente forzaron la repatriación de refugiados, en 19 los crímenes de guerra fueron cometidos por los ejércitos nacionales o grupos armados rebeldes.
Alcanzar estos picos precisamente en el año del 70 aniversario de la ONU, que en su fundación convocaba a todas las naciones a unirse para “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra” y “reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre”, plantea una pregunta ineludible: ¿es adecuado el sistema internacional de leyes e instituciones para la urgente tarea de proteger los derechos humanos? Lamentablemente, la respuesta es, a todas luces, negativa.
Las protecciones multilaterales, como la Convención sobre los Refugiados y la Convención contra la Tortura, ambas de la ONU, y los mecanismos especializados, como los que protegen a las personas en peligro en el mar, no lograron prevenir ni contener las crisis humanitarias, ni proteger a la población civil frente a violaciones graves de derechos humanos, y menos aún favorecer la rendición de cuentas por las atrocidades cometidas.
Por otra parte, los atentados terroristas perpetrados en distintas partes del mundo, suscitaron dudas sobre el papel del Derecho Internacional a la hora de contrarrestar las amenazas planteadas por los agentes no estatales. Y, sin embargo, AI en su informe destaca, sobre todo, que el sistema de protección internacional de los derechos humanos necesita a su vez ser protegido.
Al parecer, en 2015, la rendición de cuentas en África y en América se vio torpedeada desde adentro. Los mecanismos emergentes en Oriente Medio y el Norte de África no promovieron suficientemente una visión de los derechos humanos universales y el incipiente sistema de Asia se mostró ineficaz. Por su parte, el sistema europeo está amenazado, tanto por la posibilidad de perder el apoyo de algunos Estados como por la enorme acumulación de causas pendientes que exigen justicia y rendición de cuentas. Por si fuera poco, además, se ha acentuado la tendencia global a reprimir la acción de los defensores de los derechos humanos, quienes se ven obligados a realizar sus labores en un entorno cada vez más hostil.
Todo esto está debilitando las instituciones que velan por nuestros derechos. Para garantizar que el sistema internacional esté a la altura de su tarea, lo primero es proteger el sistema en sí. Como afirmara Salil Shetty, Secretario General de AI, “los DDHH son una necesidad, no un accesorio” y, por lo tanto, su violación debe ser objeto de nuestra preocupación y su promoción y defensa parte de nuestra lucha, así sea por aquello que decía Sartre de que “es necesario crear un fundamento para la esperanza”.
Nota internacional:
Bolivia fortalecida
Félix Arellano
En referéndum efectuado recientemente en Bolivia para definir la reelección indefinida del presidente Evo Morales, el pueblo boliviano ha dado una lección de fortaleza al apoyar la alternabilidad en el poder, principio fundamental de la democracia.
Al llegar Evo Morales al poder generó expectativas de cambio, en un país con años de exclusión y pobreza.
Adicionalmente contó con una coyuntura favorable: incremento de los precios de las materias primas, gobiernos de izquierda en la región y el apoyo financiero venezolano. Cambios se han logrado como reducción de pobreza y mayor inclusión indígena, pero con costos políticos altos.
El Presidente ha denunciado a sus enemigos como culpables de la derrota; empero, ya tenía señales de alerta, en las pasadas elecciones regionales la oposición avanzó en ciudades fundamentales: El Alto, Cochabamba, La Paz, Tarija, Santa Cruz y Beni. Resulta fundamental para el gobierno evaluar las manifestaciones de desasosiego de su país, algunos partidarios se distancian, como la Central Obrera Boliviana y asociaciones indígenas aymara y quechuacs como la Conomaq y la Cidob.
María Gabriela Mata Carnevali