Altos juristas de Brasil manifestaron su preocupación por la detención del expresidente, pese a que respaldaron la amplia investigación por corrupción que amenaza con derrocar a su atribulada sucesora
Altos magistrados de Brasil manifestaron el sábado su preocupación por la detención del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, pese a que respaldaron la amplia investigación por corrupción que amenaza con derrocar a su atribulada sucesora.
El interrogatorio de tres horas a Lula el viernes por parte de la policía fue el evento de más alto perfil en la investigación de dos años que se centra en la estatal Petróleo Brasileiro SA (Petrobras), citó Reuters.
La detención del político de 70 años, el primer presidente brasileño de clase obrera y héroe para millones de sus compatriotas, sorprendió a muchos en el país sudamericano. Durante sus dos mandatos entre 2003 y 2010, unos 40 millones de brasileños salieron de la pobreza y el país se convirtió en una estrella a nivel internacional.
Partidarios y detractores del ex líder sindical se enfrentaron fuera de su casa en las afueras de Sao Paulo después de que fue detenido por la policía el viernes por la mañana. También hubo ruidosas manifestaciones fuera de las oficinas policiales donde fue interrogado.
El juez de la Corte Suprema Marco Aurélio Mello dijo a la radio CBN el sábado que «nada justificaba el uso de la fuerza» cuando la policía se llevó a Lula desde su departamento sin aviso previo.
Incluso el juez Gilmar Mendes, que ha dicho públicamente que existen fuertes evidencias de que el oficialista Partido de los Trabajadores usó dineros procedentes de chanchullos para financiar campañas electorales, calificó el interrogatorio de Lula bajo custodia policial como una situación «delicada», en declaraciones al diario O Estado de S.Paulo.
Sergio Moro, el juez federal que ordenó que Lula fuera llevado para un interrogatorio, afirmó en un comunicado el sábado que se adoptaron medidas para proteger la imagen de Lula durante la operación y lamentó que la situación haya provocado violencia.
Lula ha negado en reiteradas oportunidades haber incurrido en irregularidades cuando fue presidente y después de eso.
La presidenta Dilma Rousseff voló el sábado por la mañana desde Brasilia para reunirse con Lula en su departamento en Sao Bernardo do Campo, en una demostración de respaldo a su predecesor y mentor político.
Rousseff dijo el viernes que «no era necesario» llevar detenido a Lula porque ya había respondido en forma voluntaria a las preguntas de los investigadores.
No obstante, los jueces de la Corte Suprema fueron categóricos en su respaldo a que los fiscales continúen con sus investigaciones sobre el mayor escándalo de corrupción que ha afectado a Brasil.
EPÍGRAFE
«Manifiesto mi integral disconformidad con el hecho de que un expresidente de la República que, por varias veces, compareció voluntariamente para prestar declaración ante las autoridades competentes, sea ahora sometido a una innecesaria conducción coercitiva para prestar declaración»
Dila Rousseff