Los antisocialistas disfrazados han utilizado como una de sus armas confundir el significado del término socialismo, aún cuando ya el comandante Chávez había alertado la necesidad de tener rigor en su uso, de no ponerlo a «troche y moche»
A estas alturas la pregunta no es ociosa, de la respuesta dependerá la conducta de los revolucionarios. Antes de responder debemos precisar los rasgos que determinan a un proceso como socialista. Veamos.
Los antisocialistas disfrazados han utilizado como una de sus armas confundir el significado del término socialismo, ya el comandante Chávez había alertado la necesidad de tener rigor en su uso, de no ponerlo a «troche y moche». Otros se refugian en que este socialismo nuestro es autóctono, y por lo tanto no tiene reglas. Así, utilizando miles de artimañas, los antisocialistas infiltrados ponen obstáculos en la construcción del socialismo, la situación alcanzó niveles de podredumbre después del magnicidio de Chávez, por cuanto la socialdemocracia quedó sin freno para sus fechorías.
Intentemos aproximarnos a una definición. El socialismo es un sistema opuesto al capitalismo, esa es la primera característica. Entonces debe ser un sistema basado en la hegemonía de la propiedad social de los medios de producción y en la conciencia del deber social, de pertenencia a la sociedad. Los dos aspectos se complementan mutuamente, forman un complejo que podemos denominar complejo socialista.
Ya tenemos una definición, un instrumento con el cual evaluar el desempeño de un gobierno, y para intranquilidad de algunos el instrumento se puede denominar ¡revolucionómetro! Y no será un término peyorativo, al contrario, resume la evolución del pensamiento revolucionario por siglos. Y como advertencia a los escribidores que nos refutan y que tanto agradecemos su crítica, la definición no es invento nuestro, emana del pensamiento de los clásicos.
Midamos, pues, al gobierno, apliquemos el instrumento al gobierno, evaluemos el estado del capitalismo en los últimos tres años: podríamos resumir diciendo que el capitalismo goza de buena salud, que ha reverdecido con el verdor de los dólares.
En lo económico, consiguió lo que no se había visto ni con los adecos originales: las compañías capitalistas internacionales tomaron cuenta de nuestra soberanía y los empresarios locales violaron la faja.
En lo político, tienen a un representante directo de los empresarios como segundo o tercer hombre del gobierno. En lo social, la lógica del capital regula las relaciones de los venezolanos.
En el gobierno se habla con descaro de la necesidad del capitalismo, ministros nos quieren convencer de la urgencia de la ayuda del capitalismo.
No hay duda, el gobierno no es socialista, será otra cosa, quizá un buen gobierno socialdemócrata, o un gobierno de transición que entrega el sendero de Chávez, pero nunca se puede decir que este es un gobierno socialista, y menos chavista. Chávez fue muy claro cuando deja al presidente Maduro la instrucción única de ir al socialismo.
¿Qué actitud, cuál es la conducta que deben seguir los revolucionarios frente a esta situación?
Lo primero que se debe precisar es que sólo un gobierno socialista podrá resolver a favor de las masas desposeídas la actual crisis, el capitalismo la profundiza y rapiña a la patria, como ya se ve en la entrega de los recursos minerales y el petróleo.
Se deduce que no estamos obligados a apoyar a este gobierno que saltó a los brazos de los enemigos de Chávez, no hay razón. Los que hablan del mal menor, de apoyarlo para que no lleguen los adecos, privan a los desposeídos de la posibilidad de construir su propia opción, y es la construcción de esta opción la tarea principal de los revolucionarios.
La tarea de los revolucionarios es construir un poderoso movimiento de la lealtad con Chávez y el socialismo, que acumule fuerza, que entre en combate por las ideas del comandante, que no deje perder su obra.
Toby Valderrama
y Antonio Aponte
aporrea.org