Así como Maduro ha ocultado su partida de nacimiento y las de sus padres, que probarían su nacionalidad de nacimiento, también ha ocultado el acta de defunción del comandante supremo y eterno
Hasta ahora estuvo vigente esta doctrina constitucional:
1.La política está reservada a los civiles; por consiguiente, la FAN es apolítica. Precisamente por ser apolíticos se les dio a los militares el monopolio de las armas, poniendo fin a la etapa histórica en las cuales las diferencias políticas se resolvían en guerras civiles.
2.A diferencia de los civiles, los militares están sometidos a la disciplina, la obediencia y la subordinación, por cuyo motivo la FAN es no deliberante, estándole prohibido a los militares el debate político y la discusión sobre las órdenes que les imparten sus superiores jerárquicos.
Nos informa el general Vladimir Padrino López, Ministro de la Defensa, que eso es cosa del pasado, porque su venerado comandante supremo y eterno cambió totalmente la doctrina constitucional sobre los militares que ahora son políticos con derecho a deliberar, integrantes por tanto de una especie de parlamento militar, contraparte del parlamento civil (Asamblea Nacional). Dice que así se ha terminado con el “adefesio de la discriminación entre civiles y militares”.
Invocando la doctrina constitucional imperante, que es obra del comandante supremo y eterno, hemos solicitado al parlamento militar que delibere y se pronuncie sobre la ilegitimidad de su Comandante en Jefe, porque no cumple con el requisito de la nacionalidad, por lo cual oculta su partida de nacimiento y las de sus padres.
Y hasta ahora el parlamento militar, igual que el parlamento civil, no ha dado respuesta diciendo si ha deliberado o se dispone a deliberar sobre este asunto de la mayor trascendencia para la seguridad nacional.
En la esperanza de que los militares ejerzan el derecho a deliberar que dicen tener, porque se los reconoce la Constitución, les pedimos abordar, como segundo tema de debate en el parlamento militar, el misterio de la muerte de su venerado comandante supremo y eterno.
Así como nadie sabe donde nació Maduro y donde nacieron sus padres, tampoco nadie sabe dónde, cuándo y de qué murió el comandante supremo y eterno, que ha quedado, a los efectos legales, como un cuerpo abandonado por los suyos.
Así como Maduro ha ocultado su partida de nacimiento y las de sus padres, que probarían su nacionalidad de nacimiento, también ha ocultado el acta de defunción del Comandante Supremo y Eterno, lo que resulta sumamente sospechoso por ser el beneficiario directo.
Aquí hay dos entaparados, inaceptables por tratarse de asuntos de extrema gravedad que afectan la seguridad nacional, lo que obliga a la deliberación en el parlamento militar.
Conforme a la doctrina constitucional puesta en vigencia por su venerado comandante supremo y eterno es inadmisible que sea Comandante en Jefe un extranjero o, en su defecto, venezolano con doble nacionalidad; como también inaceptable que se haya dado por muerto al comandante supremo y eterno como si fuera un cualquiera, sin acta de defunción ni certificado médico anexo, procediendo a sustituirlo como Comandante en Jefe precisamente alguien de nacionalidad dudosa, puesto que la oculta.
Prestaría un inmenso servicio a la patria, tal como lo hubiera querido el comandante supremo y eterno, que el parlamento militar deliberase sobre estos asuntos, con fin de aclararlos por el bien de la república, supliendo de este modo la falta del parlamento civil (Asamblea Nacional) que no se ha atrevido a hacerlo.
Jesús Petit da Costa