Un “vamos con todo” no es más que un “no nos pusimos de acuerdo” sobre cómo lograremos el cese anticipado de la presidencia de Maduro
Ya tenemos hoja de ruta, o mejor dicho, “hoja de rutas” propuestas por la oposición para lograr el cambio político que el país, definitivamente, necesita. Loable el esfuerzo, pues no debe ser fácil tratar de conciliar tantas posturas disímiles, todas con base, argumento y fundamento, todas con sus ventajas y sus desventajas, sobre las formas válidas, legítimas y pacíficas de finalizar un mandato presidencial… Pero preocupante el resultado.
Un “vamos con todo”, que en realidad no es más que un “no nos pusimos de acuerdo” sobre cómo lograremos el cese anticipado de la presidencia de Maduro, terminó siendo el lema. Ello, aunque muestra un evidente consenso en cuanto al apego claro a las diversas formas legítimas que para ello establece nuestra Carta Magna, olvida que la exigencia ciudadana fue y es que se nos señalase con claridad cuál será el camino concreto, preciso, único (y “unitario” sonaría mucho mejor) que se seguiría para lograr el objetivo, a lo que la dirigencia opositora respondió que los caminos serán, desde un amplio abanico de alternativas, “todos los posibles”.
El problema es que tanta panacea junta, tanto “todo” arremolinado, sobre todo cuando implica tanta dispersión de recursos y esfuerzos, puede terminar quedando en nada.
Sé que me expongo al reproche fundamentalista de algún sector de la oposición que, a cuenta de tanto hastío justificado contra la “revolución”, no hace más que aplaudir cualquier cosa, sea la que sea, que se proponga desde nuestros liderazgos políticos para salir de la crisis.
Sé que muchos, sin detenerse a pensar un poco en lo que está o no está dentro de las posibilidades reales, y dentro de las atribuciones constitucionales, del Poder Legislativo, han puesto sobre los hombros de nuestra AN la responsabilidad absoluta de todo lo que nos pase o no nos pase en el futuro próximo. Sé que no estamos para esperas ni para disquisiciones eternas, pero creo que hay temas en los que, aunque no sea popular ni simpático, hay que detenerse a pensar con calma.
En cuanto a la multiplicidad de alternativas para el cambio político que han sido propuestas, creo que estamos olvidando que la oposición como fuerza, y la MUD como coalición política, solo han logrado resultados positivos cuando la táctica, la estrategia, el mensaje a la ciudadanía y los objetivos planteados han sido precisos y, por encima de todo, únicos.
En este caso veo que hay acuerdo en cuanto al fondo, en cuanto al objetivo final, que es la salida de Maduro de la presidencia por las vías constitucionales y pacíficas, y eso está muy bien, pero el problema es que en democracia, y en la que llaman la “realpolitik”, además del fondo también cuenta la efectividad de la forma y del método, y lo que está probado en Venezuela es que en la oposición política no hay efectividad si no hay unidad, de fondo y de forma.
La solicitud de la renuncia de Maduro, la declaratoria de su abandono del cargo, lograr una enmienda constitucional y activar el referendo revocatorio son métodos válidos y distintos para el logro de un mismo fin. Cierto. Pero asumirlos todos a la vez y “encambotados” implica que no hubo acuerdo ni “unidad” en cuanto a la forma para el logro del objetivo común.
Además puede confundir y dividir al electorado, y olvida que cada una de esas propuestas viene apoyada por un factor político distinto que, seguramente, dedicará todos sus recursos y esfuerzos, de manera aislada, a que su manera, que no la de las demás fuerzas, sea la que prevalezca.
Eso no solo va contra lo que ya ha probado ser exitoso, sino que puede generar una negativa dispersión que puede truncar las posibilidades de éxito de cualquiera de las alternativas válidas que ahora corren, pese a que se diga lo contrario, cada una por su lado.
“Si estás igual, o mejor, no te metas a inventor”, así reza un viejo adagio que a mí, sobre la unidad de fondo y forma en este importante tema, me hubiera gustado que prevaleciera.
EPÍGRAFE
“Muchos, sin detenerse a pensar un poco en lo que está o no está dentro de las posibilidades reales y dentro de las atribuciones constitucionales del Poder Legislativo, han puesto sobre los hombros de nuestra AN la responsabilidad absoluta de todo lo que nos pase o no nos pase en el futuro próximo…”
Gonzalo Himiob Santomé