La izquierdista Jefe de Estado enfrenta un pedido de impeachment (juicio político) por supuesta adulteración de las cuentas públicas, en tanto que el expresidente está siendo investigado por un megaescándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras
El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, investigado por corrupción, podría entrar al gobierno para tratar de salvar a su sucesora Dilma Rousseff y a un proyecto político desgastado por los escándalos y la recesión.
Rousseff enfrenta un pedido de impeachment (juicio político) por supuesta adulteración de las cuentas públicas, en tanto que Lula está siendo investigado por un megaescándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
El ingreso de Lula al gobierno «es una posibilidad real, concreta (…), pero se está llevando a cabo una evaluación de los pros y los contras», dijo a la AFP una fuente de gobierno, añadiendo que el exlíder sindical e ícono de la izquierda latinoamericana podría llegar a Brasilia «hoy o mañana», para discutir esa posibilidad.
«Hay un deseo público de la bancada del PT y de varios líderes aliados de que Lula sea ministro, pero es una decisión que le corresponde tomar a él entre hoy y mañana. Si no está en Brasilia estará llegando en breve y tendremos una conclusión de este asunto», dijo José Guimaraes, líder del PT en la Cámara de Diputados.
Rousseff le hizo personalmente la propuesta a su mentor y predecesor, que gobernó de 2003 a 2010 un país que por entonces era citado como ejemplo del mundo emergente por su crecimiento económico y sus programas sociales.
Una fuente del Palacio de Planalto dijo que la maniobra busca «apagar el incendio», alimentado por una protesta que el domingo pasado llevó a más de tres millones de brasileños a pedir la salida de la mandataria en las calles y por las revelaciones de la trama de sobornos montada en Petrobras para financiar partidos políticos.
Salvar el proyecto, no el pellejo…
Lula podría asumir la secretaría del Gobierno, encargada de la articulación entre el Poder Ejecutivo y el Congreso, o la jefatura de Gabinete, e incluso trabajar desde fuera para galvanizar la coalición liderada por el PT para bloquear el impeachment.
Otra fuente del gobierno, que pidió no ser identificada, aseguró que la idea no es proteger al exmandatario con fueros especiales de la investigación en Petrobras, en referencia al pedido de prisión en su contra de la fiscalía de Sao Paulo, por presunta ocultación de bienes: un tríplex y una chacra en el estado de Sao Paulo.
Se trata de «salvar el proyecto» del PT, que sacó a 30 millones de personas de la pobreza, y no de ofrecerle a Lula fueros especiales, aseguró la fuente. «De todos modos, si (Lula) es ministro, tendrá que responder ante la Procuraduría General de la República», indicó.
Pero no todos coinciden con esa lectura. «Mi impresión es que el juego ahora es por la libertad de Lula», resumió el analista Everaldo Moraes, de la Universidad de Brasilia, consultado por la AFP. «Tanto él como Dilma van a aparecer asociados a lo mismo y creo que su llegada al gobierno podría incluso acelerar el proceso de impeachment», agregó.
Entre tanto, la agitada política brasileña sufrió el martes una nueva sacudida, cuando la justicia divulgó un testimonio del líder del PT en el Senado, Delcidio Amaral, que acusó al actual ministro de Educación, Aloizio Mercadante, de intentar sobornarlo para que no colabore con la justicia.
Amaral, procesado por obstaculizar la investigación del «Petrolao», desoyó esa oferta y decidió delatar a otros involucrados, a cambio de una reducción de su eventual condena.
«Esa delación tiene un peso muy grande, porque Amaral siempre fue un hombre fuerte del gobierno y de confianza de la presidenta (…). La salida que el PT planeaba, incluyendo la entrada de Lula en un ministerio, es aún más difícil ahora», según Ivar Hartmann, analista de la Fundación Getulio Vargas.