No se ofende la memoria de Chávez cuando somos auténticos analizando de manera crítica y autocrítica el legado histórico de este último estadista del siglo XX
Por lo general, a los gobiernos no los tumban, se caen cuando son incapaces de sortear dificultades con destreza de pez en el agua.
En el caso de nuestro primer ensayo socialista, ya son tantos los trancazos que nos propinó la oligarquía lacaya del imperio, que nada justifica que no se entienda que los dueños de medio de producción jamás darán su brazo a torcer a punta de votos, pues la democracia burguesa fue astuta cuando perfecciono el sufragio como arma de doble filo para oprimir a los pueblos.
La historia de la humanidad es rica en estos menesteres, y estos antecedentes nos permiten entender que no es ninguna mantequilla reemplazar el capitalismo por el socialismo, si no existe un Estado fuerte que sea capaz de pulverizar las viejas relaciones de producción basadas en la explotación del hombre por el hombre. Por ejemplo, la primera gran revolución socialista de Rusia se ha mantenido desde 1917, gracias a que Nicolás Lenín supo desarrollar su teoría sobre la dictadura del proletariado para extirpar de raíz el régimen zarista. Igualmente, Mao Tse Tung debió combinar táctica y estrategia con sentido de oportunidad, y fue así como logro impulsar la Revolución Cultural en China.
Fíjense que pese a las victorias de Mao en la primera época de la guerra civil, en 1934 Jiang Jieshi consiguió cercar a las tropas del Ejecito Rojo, tras lo cual Mao emprendió la que se conoció como la Larga Marcha, desde Jiangxi hasta el noroeste chino. Entre tanto, los japoneses habían invadido el norte del país, lo que motivó una nueva alianza entre comunistas y nacionalistas para enfrentarse al enemigo común. Tampoco Cuba habría dejado de ser el bochornoso casino y burdel de los gringos, si Fidel Castro no pasa por las arma a los agentes del régimen de Fulgencio Batista.
No se ofende la memoria de Chávez cuando somos auténticos analizando de manera crítica y autocrítica el legado histórico de este último estadista del siglo XX.
Tampoco ofenderíamos su magnífico y visionario legado cuando reconocemos que fue un craso error no verse en el espejo de Salvador Allende en Chile, primer presidente socialista electo en elecciones, pero derrocado porque su excesiva benevolencia no pudo obviar la puñalada trapera con la que siempre paga la derecha criminar.
Freddy Elías Kamel Eljuri
aporrea.org