Pese a que no está en sus mejores condiciones, esta iglesia forma parte del recorrido de los siete templos en la Semana Santa de Caracas
Nadie puede dudar a la religiosidad de los venezolanos y en especial de los habitantes de Caracas, quienes, a pesar de todos los contratiempos cotidianos, salieron de sus casas para las celebraciones religiosas.
Ayer lunes, a las 2:45 pm, acompañamos a una veintena de fieles que iniciaron con sus rezos la Semana Santa 2016 en una mediana, pero hermosa iglesia, erigida precisamente en el sitio donde, hacia 1567, se celebró la primera misa en la villa de Caracas, la cual sería con el paso de los años la capital de la República Bolivariana de Venezuela.
Estuvimos, pues, en la popular Santa Capilla, sobre la avenida Urdaneta, a una cuadra de la plaza Bolívar, haciendo esquina con el monumental Banco Central de Venezuela y a unos 200 metros del Palacio de Miraflores.
Los rezos a los que acudimos eran individuales, ya que hacia las 5:00 pm se reunirían los feligreses con el padre Pond para coordinar las actividades que desarrollarán el jueves y el viernes Santos, cuando se realice la visita o romería por los templos caraqueños más importantes.
Algunas personas con quienes conversamos se quejaron de la inseguridad que impera en esa zona, la cual a pesar de ser tan central luce desguarnecida, pero ellas están dispuestas a hace respetar las ceremonias que ahí se realicen y cuidar para no se presenten arrebatones o los nefastos microasaltos.
Nos enfatizaron que como “el Santísimo está expuesto todo el día, se ruega guardar el mayor silencio posible durante las visitas al templo y, si es católico, no olvidar que al conocer una nueva Iglesia puede solicitar tres gracias espirituales al Señor”.
Se cuenta, según la historia de los templos, que en la parcela donde está el templo Santa Capilla, se fundó una ermita, por órdenes del mismo Diego de Losada, quien la mandó a construir para cumplir con un voto que hiciera en su patria cuando resolvió lanzarse a la conquista del valle de Caracas.
Es por eso la primera iglesia en la nueva ciudad. Ya construida la ermita, se le dio el nombre de San Sebastián, pero se cambia el nombre y se dedica a San Mauricio.
La ermita original fue destruida por un incendio cerca de 1600. Se reconstruyó y fue abatida nuevamente en 1641 por un gran terremoto, cuando solo se salva la imagen del santo. Para el año 1667 se vuelve a construir con ladrillos, cal y madera. Por más de un siglo permanece en pie, hasta que sufre el embate de un nuevo terremoto, el de 1812.
Nuevamente es reconstruida, pero esta vez queda la torre sin concluirse. En el año 1883 desaparecen para siempre el edificio y las ruinas que quedaban de San Mauricio para dar paso a una iglesia encomendada al arquitecto Juan Hurtado Manrique por el entonces Presidente de Venezuela, Antonio Guzmán Blanco. En el año 1921 se le añadieron dos naves laterales.
Actualmente es una iglesia mediana, de estilo gótico, réplica a menor escala de la Saint Chapelle, bellísima capilla parisina, solo que la nuestra acusa el paso de los años, el abandono, trabajos de recuperación incompletos, espacios inhabilitados, inhabitables por decir más.
E.A.Moreno Uribe