Tenemos nuestra fe puesta en la conciencia popular, mas allá de su justo malestar y de su indignada demanda frente a los gobiernos democráticos populares, por lo que hemos hecho mal o hemos de dejado de hacer
La palabra pueblo parece estar en disputa, las élites económicas y mediáticas la reclaman para sí, como consecuencia de los recientes reveses electorales de las corrientes populares democráticas en Suramérica.
Nosotros creemos que no puede llamarse pueblo la clase política neoliberal que despide a miles de trabajadores y excluye del derecho a la energía eléctrica a los más humildes, como está ocurriendo en Argentina; o legislan a favor de los banqueros, de los terratenientes, de los monopolios en contra de los trabajadores, de los jóvenes, de los campesinos, de los indígenas y de los comuneros, como sucede en Venezuela.
Al pueblo, tomando como base la reflexión de los teólogos de la liberación, podemos definirlo como una fuerza consciente que se mueve en función de sus auténticos intereses de clase y no puede ser representada por la clase que lo explota y lo excluye.
Hoy día de pascua de resurrección, tenemos nuestra fe puesta en la conciencia popular, mas allá de su justo malestar y de su indignada demanda frente a los gobiernos democráticos populares, por lo que hemos hecho mal o hemos de dejado de hacer.
Ese sentimiento de resurrección popular lo percibo en las centenares de asambleas con colectivos populares que he tenido en varias partes de Venezuela y lo sentí con mucha fuerza en la marcha de memoria de los 40 años del inicio de la dictadura en Argentina y de protesta contra el intento de restaurar el neoliberalismo y de la cínica visita del señor Obama en esa fecha.
Allí estuvimos, acompañando en nombre del presidente Maduro, de las fuerzas bolivarianas y chavistas a las Madres de Plaza de Mayo y a la hermosa y combativa juventud argentina.
Comparto estas palabras de Hebe de Bonafini, lideresa de las Madres de Plaza de Mayo: “No es hora de ponerse a llorar, sólo nadie puede, tenemos que juntarnos de nuevo para seguir avanzando”.
Nuestros pueblos están en tiempo de resurrección y no dejarán que nos envíen de nuevo al sepulcro. Viva Cristo resucitado en las luchas de los pueblos por una sociedad auténticamente humana.
“No es hora de ponerse a llorar, sólo nadie puede, tenemos que juntarnos de nuevo para seguir avanzando”
Hebe de Bonafini
Elías Jaua Milano