El escenario político

Las elecciones regionales tienen fecha fija, están dentro de la legislación vigente, y deberían realizarse pues gobernadores y diputados regionales cumplirán sus períodos de 4 años para enero de 2017

Hemos dedicado algunos de los últimos artículos al análisis del escenario político actual, así como a las probabilidades de ocurrencia futura de las distintas posibilidades existentes.

En este sentido identificamos varios posibles desenlaces políticos de la situación presente, lo cual no significa que estos desenlaces solucionen siquiera uno de los numerosos y graves problemas e insuficiencias existentes.

Entre las posibilidades estarían: la renuncia del presidente Maduro, la aprobación de una enmienda constitucional que acorte el período presidencial, la convocatoria de un referéndum revocatorio del mandato del Presidente, la realización de una Asamblea Constituyente Originaria (¿?), un golpe de Estado y la realización de las elecciones de gobernadores y consejos legislativos regionales en diciembre próximo, como corresponde en el sistema electoral venezolano.

De todas estas posibilidades, consideramos que la más probable es la de las elecciones regionales, pues tiene fecha fija, está dentro de la legislación vigente, deberían realizarse pues gobernadores y diputados regionales cumplirán sus períodos de 4 años para enero de 2017 y se trata de un mecanismo pacífico de dilucidar el poder entre el Gobierno y quienes se le oponen.

El escenario golpista está reservado a la Fuerza Armada Nacional, pues los militares son los únicos que podrían asumirlo, pero lo creemos uno de los menos probable dados los compromisos internacionales de Venezuela.

Los otros escenarios solo son posibles con un acuerdo nacional previo, que incluya a los grupos opositores dominantes, a sectores importantes del chavecismo y a la FANB, impulsado por una profundización de la crisis y por la presencia masiva del pueblo en la calle haciendo las demandas correspondientes.

Un nuevo escenario se ha añadido a los mencionados y es el de la suspensión de las elecciones regionales de diciembre, propuesta que ya ha sido hecha pública por dirigentes importantes del sector oficial y por representantes de la MUD, lo que significa que ambas direcciones discuten esa posibilidad. De nuevo, los polarizados se acuerdan contra Venezuela.

Como en el caso del Parlatino y el Parlasur, en el que a espaldas de la gente se repartieron los diputados de ambos organismos, la conchupancia entre ambos pretende decidir el destino inmediato del país sin consultar ni siquiera con sus electores ni sus partidarios en los distintos estados.

Van a condenar a las regiones a soportar por más tiempo a gobernadores negligentes, corruptos e indecentes, y a yugular los legítimos deseos del liderazgo emergente por hacerse presente y asumir de una vez sus responsabilidades. Esta posibilidad de diferimiento hay que enfrentarla con todos los hierros, pues castra la posibilidad de cambio.

Luis Fuenmayor Toro

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