Cuando la esposa de Armando José García Ramos llegó al Hospital Central Antonio María Pineda, angustiada por saber lo que le había pasado, los funcionarios le notificaron que el joven de 26 años de edad estaba en preparación para entrar a pabellón.
Tenía tres heridas por arma de fuego, una de ellas en la cabeza. A Armando le dispararon cuando estaba en su sitio de trabajo, en la carrera 24 entre calles 35 y 36, en un taller de reparación de puertas de automóviles, de acuerdo a la información publicada en el portal del diario El Impulso.
Dos hombres en una moto roja se aproximaron a él, contaron los vecinos que le pidieron las llaves de su moto Horse negra, era la tercera vez que sería víctima de la delincuencia, y esta vez, Armando se opuso.
Los antisociales dispararon, tres o cuatro veces, los vecinos no están muy claros. El joven quedó sentado en la acera, se tocaba la cabeza: “no me dejen morir” fue lo primero que le dijo “Coco” a Elba Mendoza, una de las vecinas que lo auxilió. Segundos después manifestó, con gran esfuerzo: “llamen a mi esposa”.