Las causas de esta guerra de guerrillas está en la siembra que se ha hecho del odio y con ello la anarquía
Estamos viviendo en Venezuela una verdadera “guerra asimétrica”, donde el mejor trabajo es el delito: hurtos, robos, asaltos a casas y comercios, secuestros, peajes, drogas, negocio ilegal, asesinatos, corrupción y lo demás que campea por todas partes. Se vive en el terror, el miedo, la angustia y el dolor.
¿Dónde están las causas y dónde está el remedio? Es indudable que las causas de esta guerra de guerrillas está en la siembra que se ha hecho del odio y con ello la anarquía.
¿Qué podemos esperar de este socialismo marxista que propugna el odio, que robar por hambre no es delito, que debe pulverizarse al adversario, que insulta y ofende amparado en el poder, que expropia, confisca, priva de libertad con jueces del proceso, que obliga a militares a aplaudir y que tiene policías sin vocación de servidores públicos que actúan en comportamiento paranoico? Un Presidente que tiene como consigna golpear con puño cerrado, lo que significa “acabar con el enemigo” y se amenaza públicamente con garrote a lo Trucutú.
¿Y quién es el enemigo? Los que no aplauden el llamado “proceso socialista marxista”. Es indudable por más que se hable de paz, la semilla del odio está en el ambiente.
Estamos viviendo realmente una guerra asimétrica en contra de la instrucción cívica para ser mejores ciudadanos, por todo ello, en vez de sembrar cebollas en materos y gallineros verticales, es de imperiosa necesidad sembrar el petróleo en la juventud, no en muchachitos armados y cantando himnos de guerra, porque están siendo enajenados, convirtiéndolos en humanal (humano animal) paranoicos, lo cual es un crimen de lesa humanidad.
El socialismo y la democracia éticas en sus meollos son doctrinas políticas buenas, pero perversas y tiránicas por los que las aplican. Así como no deseamos una democracia capitalista neoliberal y salvaje, tampoco un socialismo marxista de socialyomismo, tiránico como la más vil autocracia.
El socialyomismo es el socialismo marxista con el culto y la adoración a la personalidad del líder eterno, porque esos líderes como Fidel Castro son para erigirse en emperador y en donde se aplica la frase del César: “los que van a morir te aman”.
Los gobiernos, me refiero al ejecutivo fundamentalmente, sean democráticos capitalistas o socialistas comunistas deben ser verdaderos “pater familie”, pero no en el aspecto del padre totalitario, cercenando el libre desenvolvimiento de la personalidad del pueblo e imponiendo un centralismo absorbiendo la producción y los servicios, eliminando la propiedad privada y convirtiendo al pueblo en pordiosero de “colas”.
Ello es injusto y genocida. Es de urgencia sembrar y cultivar mejores ciudadanos en instrucción cívica, de ser maestros de convivencia de la más alta estima y respeto, que ser doctores, generales o magistrados corruptos.
Es imprescindible para la formación de buenos ciudadanos, sin distinciones de clase, sexo, raza y credo, el espíritu de superación, superar las adversidades con honestidad, porque la pobreza no es un estigma. Ilustres ciudadanos han nacido en cuna de paja, pero muchos malandros han nacido de ilustres familias. Vivir por vivir no es vivir, vivir en paz es vivir.
El odio y el resentimiento social es la peor enfermedad, por ello debemos comenzar por instruir.
La instrucción se hace con el ejemplo; la educación se obtiene de los libros, pero en ambos, la figura principal es el maestro. Solo así, la patria tendrá dignos y mejores ciudadanos y menos policías.
“No es clemencia ni misericordia lo que necesita el país, sino de justicia que persuada para la amnistía…”
Valentín Espinal (1855)
Cesáreo José Espinal Vásquez
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