El verdadero objetivo de la Ley de Estafa que discute la bancada contrarrevolucionaria en la Asamblea Nacional es la creación de una gran burbuja inmobiliaria
Las élites económicas y sus fracciones políticas en la Asamblea Nacional, están en plena ofensiva legislativa para restaurar el orden de dominación sobre el pueblo.
Las leyes aprobadas y en discusión están orientadas a legalizar la impunidad en el uso de la violencia burguesa contra los sectores populares; la subordinación de los poderes públicos a sus propósitos desestabilizadores; el manejo de las finanzas públicas por parte de la banca privada y la entrega de los activos de propiedad nacional y social a los grupos monopólicos nacionales y trasnacionales. Quieren subastar a nuestra patria a precio de gallina flaca.
Pero la dominación burguesa, a la par de la violencia, siempre necesita algo de legitimación política y para eso está la demagogia con la que, como en el relato bíblico sobre la serpiente y la manzana, se intenta seducir con el engaño a las grandes mayorías. Es el caso de la Ley de Vivienda debatida en segunda discusión, esta semana que pasó.
Allí vimos a los diputados contrarrevolucionarios tratando de convencer al pueblo de que ellos le van a regalar y dar la propiedad del más del millón de viviendas construidas por la revolución bolivariana.
El uso, goce, disfrute y disposición sobre esas viviendas, es un asunto suficientemente resuelto y garantizado en la Ley del Régimen de Propiedad de las Viviendas de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), en sus artículos 3,4 y 9, promulgada por el comandante Chávez el 6 de abril de 2011. Léalos y convénzase usted mismo.
El verdadero objetivo de la Ley de Estafa que discute la bancada contrarrevolucionaria es la creación de una gran burbuja inmobiliaria cuyos pasos, asegurados en el instrumento legal en cuestión, son los siguientes:
-Los terrenos donde están construidas el más de millón de viviendas de la GMVV serán devueltos a sus supuestos dueños y se les comprarán al valor del mercado especulativo. Igual condición se estableció para los terrenos que sean requeridos para la construcción de las al menos dos millones de viviendas que faltan para cubrir el déficit habitacional, lo cual hace inviable la construcción de esas viviendas dentro de las ciudades.
-Los actuales propietarios de las casas y apartamentos construidos por la GMVV pasan a ser sujetos embargables. Con ello se garantiza que la banca inmobiliaria pueda otorgar créditos, incluso por encima del valor real de las viviendas, para luego ejecutar las hipotecas y desalojar a las referidas familias.
-Una vez desalojadas las familias de los urbanismos, especialmente de los ubicados en las avenidas de las principales ciudades del país, procederían a su transformación urbana y los convertirían en condominios de lujos.
Estos pasos, que la mayoría parlamentaria pretende legalizar, constituyen lo que en Estados Unidos se conoce como el proceso de “gentrificación”, que no es más que el desplazamiento de los pobres para “aburguesar” determinadas zonas urbanas, como se ha hecho en buena parte de las ciudades de nuestro continente.
Estamos ante una gran operación de engaño y estafa a favor de los bancos y empresas inmobiliarias en contra del derecho del pueblo a vivir en viviendas dignas dentro de las ciudades.
Los hilos de la marioneta los mueven el diputado proponente Julio Borges, socio de una inmobiliaria registrada en Panamá, y José Oliveros Febres Cordero, dueño del Banco Activo y sus inmobiliarias asociadas Centro Blandin, 10.000, Puente Brión, Turpial, FLB, JLL Construcción, entre otras.
Tanto es así que cuando propuse que se extendieran los beneficios de la GMVV a las clases medias, deudoras hipotecarias de la banca privada, la bancada opositora votó en contra para proteger a sus banqueros financistas.
El pueblo es sabio y paciente y me apuesto el alma que sabrá defender las leyes de vivienda que con amor y con decidida opción cristiana por los humildes redactó de puño y letra nuestro comandante Chávez cuando creó la Gran Misión Vivienda Venezuela y sacó a centenares de miles de familias del riesgo inminente que significaba vivir en una quebrada, en un barranco o en cualquier otra zona de riesgo. ¡Viva Chávez!
Elías Jaua Milano