El trabajo comunitario supervisado por el Programa de Acción Rápida del gobierno del municipio Sucre está dando resultados
Los cálculos más conservadores aseguran que en el municipio Sucre del estado Miranda viven, trabajan, aman y se reproducen más de un millón de personas. Y si eso es así, el número de problemas, de todo tipo, en esa inmensa y variopinta comunidad, también es abultado y complejo para ser resuelto eficazmente por las autoridades que comanda el alcalde Carlos Ocariz.
Pero gracias a la eficacia del Programa de Atención Rápida (PAR), el cual es liderado por Luis Enrique Alayón y Julio César Cedeño, durante los últimos tres años ha mejorado notablemente el nivel de vida de las comunidades sucrenses y es por eso que todas las autoridades municipales han organizado, para el próximo 16 de abril un gran evento comunitario en el cual serán reconocidos no menos de 692 activistas del PAR por los trabajos realizados.
PAR, como declararon Alayón y Cedeño, nace o se funda para darle respuesta inmediata o solución exprés a los problemas de los vecinos sucrenses, “cuando ellos pedían solución a los problemas generados por el estado físico de las calles, o el mal estado de las escaleras, la carencia constante del alumbrado, la crisis crónica del agua, etcétera. Lo que hicimos fue diseñar una nuevo modelo de gestión pública a partir de la impulso de la autogestión de los mismos vecinos y usando un presupuesto participativo”.
Las soluciones
–¿Cómo se traduce eso en hechos?
–Organizamos a cada comunidad donde existan unos o varios problemas, los transformamos en líderes, sea del consejo comunal o un vecino o una persona natural. Trabajamos con esos parámetros y es así como la misma comunidad analiza cuáles son los problemas más urgentes y cuáles requieren solución inmediata. Se seleccionan los objetivos y hacemos una asamblea de vecinos. La comunidad organizada analiza cuáles son los problemas más urgentes y que requieren solución. Les proponemos un presupuesto de acuerdo a los materiales que se necesitan y se comienza a trabajar con la mano de obra voluntaria de la comunidad.
–¿Tienen tres años haciendo eso?
–Sí señor.
–¿Cuál es el balance a los tres años?
–Comenzamos resolviendo los viejos problemas de la iluminación de las calles, escaleras y plazas. Y en tres años entregamos no menos de cinco mil reflectores para los barrios y las urbanizaciones. Los vecinos los pusieron y ellos mismos los vigilan.
Después pasamos a las tuberías para las aguas blancas, apoyados en los profesionales del Instituto Municipal de Aguas de Sucre, que son los expertos. En síntesis, los vecinos hacen los trabajos, ejecutan los presupuestos y nos rinden cuentas con la supervisión de toda la comunidad. Con esto evitamos la corrupción, porque todos están vigilados.
Los vecinos analizan sus problemas, hacen sus presupuestos, consiguen las ferreterías más cercanas a las zonas donde viven y rinden cuentas ante los respectivos controles de la Alcaldía. Por eso es que el alcalde Carlos Ocariz insiste en se organicen las comunidades y que así sean un solo equipo para mejorar la calidad de vida de las comunidades.
–¿Planes para el resto del año?
–Nuestros planes son seguir haciendo más obras, así fue como el año pasado hicimos 692 obras. Y para este 2016 tenemos unos 149 proyectos más. Nos quedan por resolver más problemas de iluminación, acomodar escaleras, rescatar canchas y parques, restaurar y pintar fachadas, pero siempre con la eficaz participación de las comunidades. Con esos brazos y esas manos de gente que sabe trabajar y que lo hacen porque es su comunidad, su barriada.
–¿Qué han hecho ante la inseguridad?
–Hemos trabajado desde varios aspectos con ese delicado problema. Y por eso hemos hecho énfasis en la iluminación, porque el mejor amigo de la delincuencia es la oscuridad. La comunidad, de acuerdo con el alcalde Ocariz, ha estudiado lo que se llaman “los puntos calientes” y nuestra primer estrategia ha sido iluminar esas zonas para así alejar a los malandros o prevenir a la comunidad. Hemos fomentado la construcción de más canchas para las actividades deportivas, porque con eso le hacemos frente a las drogas y también combatimos la venta de licores y su consumo en sitios públicos. A algunas personas con problemas de conducta les hemos dado trabajo en obras como la construcción y reparación de escaleras y en las pinturas de las mismas. Hemos tenido gente con esos problemas y los hemos recibido con mucho placer. Nosotros hemos cambiado la práctica de hacer política con la comunidad.
–¿De dónde salen los recursos financieros para estas actividades del PAR?
–Salen del fondo de donaciones de instituciones sin fines de lucro que administra Fundasucre. Y tenemos 120 millones por ahora para los proyectos que nos hace falta.
–¿Cómo se comunican en esas comunidades?
–Estamos terminando de instalar una red pública de wifi para para utilizar una página web, gracias a los celulares de última generación que la comunidad utiliza, además de los PC que tienen en sus casas.
E.A. Moreno-Uribe