Después de 20 años, el fujimorismo volvió a tomar el control de Congreso de Perú, erigiéndose en la mayor fuerza política del país, esta vez con su máximo líder preso y con la hija de éste, Keiko Fujimori, con posibilidades de ganar la presidencia del país en un balotaje.
Su primera tarea: cambiar la imagen de haber sido un apéndice del Poder Ejecutivo que, en épocas de Alberto Fujimori aprobaba sin dudas ni murmuraciones los pedidos de Palacio de Gobierno. Y, si pierde su candidata, apoyar con la gobernabilidad del país.
«Se espera un criterio de madurez política. Lo que la población quiere es que Perú avance. Tendrían que actuar de una forma que no evidencie una actitud de obstrucción sino de colaboración», consideró José Cevasco, exoficial mayor del Congreso, una suerte de gerente de la entidad.
Mientras la oficina electoral termina de escrutar las actas, hasta el momento las proyecciones especializadas le otorgan a la fujimorista Fuerza Popular hasta 68 legisladores de un total de 130. Entre ellos está el más votado de la contienda, el menor del clan Fujimori, Kenji, de 35 años, con serias posibilidades de convertirse en el presidente del Parlamento.
AFP