Mientras preparan su nuevo disco, la banda venezolana Los amigos invisibles están de gira. En su recorrida por distintas ciudades de Sudamérica, los músicos pueden ver con claridad que lo que pasa en su país natal no es algo normal.
Y pasando del plano general -problemas de abastecimiento entre otros aspectos que alimentan el conflicto político y social- fueron a lo particular: ¿qué pasa con la cultura? ¿Qué hace el gobierno de Nicolás Maduro para fomentar el trabajo de los artistas?
El líder del grupo, Chulius Briceño, explicó que cada vez conoce más casos de colegas que quieren dejar Venezuela “porque no pasa absolutamente nada”.
Para él, “el negocio de la música ha dejado de existir” porque a los cambios en el comportamiento del consumo -de la venta de discos al streaming- los grupos tampoco pueden facturar con sus shows porque cada vez hay menos promotores de fechas y porque la inseguridad está muy presente: “El miedo que tienen los músicos venezolanos es que su amplificador y guitarra sea robado cuando va a tocar”.
“La infraestructura de teatro está totalmente politizada”, agregó el baterista Mamel Roura y puso como ejemplo el caso de Yordano, figura musical en su país y que se ha expresado en contra del presidente Nicolás Maduro: “Le negaron el teatro Teresa Carreño de Caracas para hacer un concierto”. “Hay poco apoyo y el poco que hay es si estás a su favor. ‘Si estás a mi favor, yo te apoyo, si no estás a mi favor, no’”, acotó Briceño antes de que hable Torres: “Si cantas algo de la revolución o si tiene una película de ello o que refleje algo conveniente para el proceso, puedes conseguir apoyo. De otra manera olvidate”.