La presidenta brasileña contraatacó este sábado a sus detractores políticos y los acusó de querer sustraerse de las acusaciones de corrupción que pesan sobre ellos mismos
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, acusó a los impulsores de su proceso de destitución en el Congreso de querer llegar al poder para sustraerse a las acusaciones de corrupción que pesan sobre ellos mismos.
«Quieren condenar a una inocente y salvan a corruptos», afirmó Rousseff este sábado.
«¿Será que quienes lideran el golpe permitirán que el combate a la corrupción continúe? ¿Cuál es su legitimidad?», se preguntó Rousseff, que en los últimos días acusó a su vicepresidente, Michel Temer, y al jefe de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, de ser «el jefe y el subjefe» de una conspiración en su contra.
Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), es objeto de un pedido de impeachment por presunta manipulación de las cuentas públicas en 2014, el año de su reelección, y a inicios de 2015.
La Cámara de Diputados se pronunciará el domingo sobre una moción de destitución, que de ser aprobada por una mayoría de dos tercios y ratificada luego por el Senado separaría a Rousseff de su cargo, dejando el poder en manos de Temer, del partido centrista PMDB.
Se inició el maratón
La Cámara de Diputados de Brasil abrió este sábado un maratón de debates que se prolongará tres días y desembocará en la votación clave del domingo, que se decidirá si el proceso con miras a la destitución de la presidenta Dilma Rousseff avanza al Senado.
Al inicio de esta sesión, la primera de las tres en las que se decidirá la suerte de Rousseff en la Cámara baja, se pronunciaron los juristas que elaboraron el pedido de destitución, que se cimenta en unas maniobras contables supuestamente irregulares, y el abogado del Estado, José Eduardo Cardoso, que defendió a la mandataria.
El jurista Miguel Reale Júnior sostuvo que esas maniobras contables llevaron a Brasil a la “quiebra” y “destruyeron la economía del país”.