El desbordamiento del río Guarenas la mañana de este miércoles provocó diversas afectaciones a lo largo de comunidades ubicadas en la vieja carretera Petare-Guarenas, donde vehículos y viviendas sufrieron los embates de la naturaleza. En zonas como Quebrada Seca, La Estrella y El Tamarindo se vivieron momentos de angustia ante el avance de las aguas y lodo que cubría vehículos y afectaba enseres en medio de la natural angustia de residentes. En un intento por rescatar vehículos, muchos personas desafiaron las crecidas, tal como lo evidencia la gráfica que captó el nivel del desbordamiento en el barrio Quebrada Seca, al oeste de Guarenas.
Hombres, mujeres y niños salieron a las calles a recomponer el estado de sus comunidades afectadas por las precipitaciones
El despertar de este miércoles para cientos de familias residentes del oeste de la ciudad de Guarenas, en el estado Miranda, se tradujo en una faena llena de mucho pesar, en medio de la cual la unión de las familias y el sentimiento de vecindad debió fortalecerse, mientras familias afectadas por los aguaceros de las últimas horas trataban de rescatar sus enseres, y de hacer volver a la normalidad en lo posible los accesos en sus comunidades.
Hombres, mujeres y chamos salieron a las calles de zonas como Quebrada Seca, La Estrella y El Tamarindo, para tratar de retirar la mayor cantidad de barro posible, y poder lavar las calles con el agua que pudieran, tras haber pasado horas viendo desde las ventanas de sus hogares cómo las aguas inundaban las calles y arrastraban basura y barro, dejando una alfombra inmensa a su paso.
En las zonas más críticas, como fue el caso del barrio E Tamarindo, los vecinos debieron nadar entre las aguas lodosas, para tratar de destapar drenajes y retirar los objetos y basura que obstruían desagües.
Julia Maury contó para La Voz que ella sentía que en cualquier momento una ola de barro iba a entrar a su casa, porque cada vez crecía más y más el cauce que pasaba por el barrio.
Otro de los afectados, de nombre Nerio Méndez, explicó que él no se había percatado de la gravedad del caso, hasta que sintió que el colchón de su cama estaba mojándose, y al levantarse pudo ver la totalidad de su casa llena de barro, y de la basura que el agua había arrastrado.
Muchos de los vecinos que ayer se levantaron apesadumbrados a tratar de rescatar en lo posible sus enseres, nos indicaban que «lo que más rabia da es que las autoridades tuvieron tiempo de sobra con esto del tiempo de sequía, para que limpiaran bien los drenajes y hacer operativos fuertes, pero la bendita política se los comió y ahora nos volvieron a llegar las lluvias dejando ruina», tal y como lo refirió Anayra Bravo en el sector Quebrada Seca.
Janeth Solórzano
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FOTOS / CARLOS CORDERO