La crisis económica

La solución de la crisis económica también se puede enunciar con pocas palabras: producir más y mejor. Importar menos y exportar más. Diversificar la producción nacional

La crisis económica es muy grave. Bastarían pocas palabras para describirla: inflación, la más alta del mundo; recesión, desabastecimiento, dependencia exagerada de un solo producto, el petróleo y destrucción del aparato productivo interno.

La solución de la crisis económica también se puede enunciar con pocas palabras: producir más y mejor. Importar menos y exportar más. Diversificar la producción nacional.

Aumentar la producción de petróleo y defender los precios en los mercados internacionales. Sé que suena contradictorio, pero es lo que hay que hacer.

La producción nacional y el empleo se han venido destruyendo por un modelo económico que castiga a la iniciativa privada. No hay confianza porque no hay estado de derecho. Para producir más y mejor y para generar más y mejores empleos se necesitan inversiones públicas y privadas. Inversiones nacionales e internacionales.

Para que haya inversiones se necesita confianza y para que haya confianza se necesita que prevalezca el estado de derecho. Reglas de juego claras y respeto a esas reglas de juego.

Las expropiaciones y, peor aún, las confiscaciones, los controles artificiales de la economía, la fijación de precios de venta por debajo de los costos de producción y un control de cambios absurdo que estimula las importaciones en detrimento de la producción nacional y genera empleo afuera y no adentro, han provocado un daño enorme a nuestra economía con consecuencias terribles sobre la población.

Ifedec y la Fundación Alberto Adriani junto con la casa de Arturo Uslar estamos promoviendo algunas ideas para salir de la crisis económica.

Queremos un desarrollo económico afincado sobre dos valores: eficiencia y equidad. Una economía abierta que esté al servicio de las personas, de los ciudadanos y que produzca bienes y servicios al alcance de todos y empleos modernos, productivos, estables y bien remunerados.

Una economía al servicio de la persona. De cada uno de los ciudadanos y del conjunto de los ciudadanos. Que acabe con las colas, con el desabastecimiento, con el alto costo de la vida y con el desempleo o el empleo precario.

Una economía que nos permita superar las intolerables diferencias socio-económicas, que erradique la pobreza y ofrezca igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos.

La inflación es el castigo más despiadado contra la clase media y contra los sectores populares. La prioridad en materia económica tiene que ser, derrotar a la inflación, al desabastecimiento y el alto costo de la vida. Tenemos que mejorar el salario real y el poder adquisitivo de los trabajadores.

Todos estos objetivos se pueden y se deben alcanzar. Otros países en éste y en otros continentes sufrieron cuadros inflacionarios peores que el que estamos padeciendo nosotros y lograron superarlos.

Nosotros, los venezolanos, también podemos lograrlo. Cómo hacerlo será objeto de mi próximo artículo.
Seguiremos conversando.

Eduardo Fernández

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