La Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos socio económicos (Sundee), y las alcaldías deben abordar este tema que genera inflación y pérdida de la capacidad adquisitiva del trabajador
En los municipios Plaza y Zamora como en otras jurisdicciones del estado Miranda no hay autoridad alguna que le ponga control a la comercialización de agua en botellón, cuyo precio se ve incrementado de manera desmedida cada semana afectando la economía familiar.
De acuerdo a la denuncia formulada por consumidores, el precio de agua en botellón oscila entre 480 y 500 bolívares por unidad, y el consumo promedio de una familia por semana es por lo menos de 4 botellones, lo que equivale a 16 por mes.
Señalan que este consumo promedio obedece a que el suministro de agua por tubería se encuentra racionado y obliga al uso de agua en botellón para la preparación de alimentos y para el aseo de niños, toda vez que cuando se cuenta con el servicio de agua, la misma llega a los hogares turbia o con lodo, como así ocurre en los municipios Plaza y Zamora.
En lo que va del mes este producto que se ha convertido de primera necesidad para los venezolanos, se ha visto incrementado en tres oportunidades, sin que exista control del precio en la cadena de venta desde la empresa que vende al camión hasta llegar al consumidor, usuario que determina que se trata de una especulación en tiempo de crisis que debe ser abordado por el Estado y los gobiernos descentralizados, ya que afecta seriamente en el ingreso de los trabajadores.
En una familia con ingreso de un salario mínimo mensual establecido en 11 mil 577,81 bolívares, y que consume un promedio de 4 botellones semanales (16 unidades al mes), destina para este gasto 7 mil 680 bolívares, por lo que le quedaría de su sueldo un saldo a su favor (sin contar el bono de alimentación), de 3 mil 897.81 bolívares.
Ante esta situación se hace necesario que instituciones como la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos socio económicos (Sundee), y las Alcaldías aborden este tema que genera inflación y pèrdida de la capacidad adquisitiva del trabajador.
Sin nada en el bolsillo
Asimismo los consumidores que habitan en el municipio Plaza y que trabajan en Caracas ganando un salario mínimo, tienen que sumar otros gastos, como el del pasaje urbano y suburbano, por ejemplo de su casa al terminal y viceversa gasta alrededor de 1 mil bolívares mensuales, con un pasaje de transporte público a 25 bolívares.
A ello se suma, 130 bolívares a la ciudad de Caracas que con el pasaje de regreso sumarían 260 bolívares diarios, lo que equivale a 6 mil 200 bolívares mensuales, reflejando un déficit en su economía de 2 mil 302.19 bolívares, por lo que se vería obligado a optar por parte del bono de alimentación (cesta tickets) de 13 mil 275 bolívares, que en la mayoría de los casos no siempre el patrono público o privado los cancela oportunamente junto con el sueldo o salario.
Martín Lobatón M.
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