El director de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y de la Filarmónica de Los Ángeles insistió en lo importante que es para él tomarse tiempo para aprender y preparar sus nuevos proyectos
Ha dirigido en el Carnegie Hall de Nueva York, en La Scala y hasta durante la Super Bowl. Pero al maestro Gustavo Dudamel aún le falta un escenario importante por conquistar: la Ópera de Viena, donde este viernes actuará por primera vez en el estreno de una nueva versión de Turandot, de Puccini.
Llegar a la Ópera de Viena ha tomado tiempo, en un proyecto que ha ido madurando los últimos cuatro años.
El director recordó que se ha educado como músico sinfónico y que su relación con la ópera se ha ido construyendo poco a poco desde sus primeras actuaciones en este género en Berlín y La Scala.
«Tenía 24 años y cuando veo eso y me veo a mí mismo, diez años después, es increíble cuánto he aprendido», declaró Dudamel a preguntas de Efe en un encuentro con la prensa previo al estreno.
Dudamel, que ha dirigido muchas veces a los músicos de la Filarmónica de Viena, con los que actuará en la Ópera, aseguró que el camino hacia este escenario ha sido el adecuado para llegar finalmente a «este templo del arte».
El director de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y de la Filarmónica de Los Ángeles insistió en lo importante que es para él tomarse tiempo para aprender y preparar sus nuevos proyectos.
Dudamel ya dirigió esta obra en diciembre en Caracas, con la Simón Bolívar y el personaje de Turandot interpretado por la soprano estadounidense Lise Lindstrom, que estará también en el estreno en Viena.
Sobre la obra con la que se estrenará en Viena, Dudamel opinó que es «uno de los grandes monumentos de la Ópera».
«Por eso lo estoy haciendo. Soy muy cuidadoso con las piezas que elijo hacer», confesó el director, quien dijo que para él es muy importante pasar tiempo con los cantantes y conocer el escenario.
Turandot fue el último trabajo de Puccini, que murió en 1924 sin completarlo, una tarea que asumió el compositor Franco Alfano.
El debate sobre si representar la obra hasta el final del tercer acto, donde Puccini la dejó, o si hacerla completa con el final de Afano, es difícil y causa una situación «incómoda», según Dudamel.
«No teníamos muchas opciones para un final. Es muy difícil recrear otro clímax para el drama», afirmó.
Esta obra es conocida entre el gran público por su famosa aria Nessun Dorma, que sonaba en la Ópera de Viena en una de las escenas de la quinta entrega de la saga Mission: Impossible, protagonizada por Tom Cruise y que tuvo su estreno mundial justo en este escenario el pasado verano.
«Ahora soy Tom Cruise aquí. Pero no se preocupen, va a ser una misión posible», bromeó Dudamel al respecto.
Dudamel y la Simón Bolívar actuarán a mediados de mayo en el Festival de Pentecostés de Salzburgo con un montaje de West Side Story.