Marx no logró determinar totalmente su enfoque completo de lo que en sí es la materia, por no compenetrarse profundamente en sus pormenores y detalles
Dos genios que vivieron en un mundo suyo que no fue la tierra, como Albert Einstein y Carlos Marx, son opuestos en sus teorías irreconciliables materialistas; alemanes judíos que se profundizaron en la investigación científica y filosófica de la dialéctica de la materia, pero en el caso de Marx tan solo pudo llegar a una cuarta parte superficial del total del contenido de su estudio, porque no logró determinar totalmente su enfoque completo de lo que en sí es la materia, por no compenetrarse profundamente en sus pormenores y detalles de forma de abarcar todo completo para escudriñarle sus secretos y misterios que le fueron negativamente desconocidos para su sapiencia de científico y filósofo riguroso al emitir teorías impecables. Quien sí se percató de todo y lo logró fue Einstein. Marx racionalizó su filosofía materialista a partir de una parte muy ínfima de la materia que descifró ininteligible para los sentidos humanos y hechos ineludibles que visualizamos en su oportunidad. Su visión del mundo la convirtió en materia sólida animada que para su filosofía es la base irrefutable del origen de la existencia y la vida cuyo centro de conversión humana de toda esa acción de vida, existencia y de todo cuanto existe, es la pequeña porción de materia pensante que lo es el hombre y su “concurruña”, la mujer.
Para el germano Carlos Marx, y el inglés Carlos Roberto Darwin, la “existencia y la vida” aparecieron del impulso natural de la materia generada por su núcleo impulsor a través de sus procesos evolutivos de siglos constantes que le hacían los cambios mutantes y con ellos ya venía el germen incipiente e incubador de seres con vida sobre la tierra, donde apareció como su excelencia el homo sapiens. Todo esto estaba envuelto en una sola causa, de donde provino la materia del nombrado BB que significa el Big Bang o Gran Explosión, estallido universal que facilitó todo lo concerniente para la creación de la existencia y de la vida en la formación de los mundos posteriores y la energía latente que ya venía en el nacimiento de la materia y pasó directa y después para la operación creadora de la aparición del homo sapiens: hombre con inteligencia razonadora. Para el sabio Einstein, la existencia y la vida provinieron desde su comienzo del átomo cuántico universal imposible que lo detectan los cinco sentidos humanos y a su vez este átomo invisible intactable, misterioso escurridizo y desapercibido “es la vida” y proviene de una inconmensurable energía cuántica llamada indubitable como “la capa negra de la vida” que rodea con su envoltura a todo el espacio infinito cósmico como un ilimitado esparcido manto gigantesco sensible que arropa a todos los elementos astrales galácticos del universo conocido y desconocido, se halla en todas partes como el combustible de vida de todo ser movible y que ocupa espacio material.
Pedro Núñez Caripe
(“El Karikanki”)