El 1 de mayo se celebró en todo el mundo, con manifestaciones de apoyo a la presidenta Dilma Rousseff en Brasil y en otros países de América Latina, así como protestas contra los recortes sociales en Madrid, a menos de dos meses de las elecciones legislativas en España, y una polémica reforma laboral en Francia.
En Sao Paulo, Rousseff prometió en un acto que luchará «hasta el fin» para defender su mandato, que podría interrumpirse prematuramente en los próximos días si el Congreso decide iniciarle un juicio político.
Las celebraciones brasileñas estuvieron en efecto dominadas por un discurso contrario al impeachment de Rousseff, calificado por ella misma como un «golpe de Estado» propiciado por «la derecha» para retornar al poder.
AFP