La crisis económica e institucional que, a juicio del personal, se ensaña contra los enfermos más delicados, los que no pueden aguardar por la llegada de un medicamento y mueren de inmediato. Cada día se suman nuevos nombre a la lista de fallecidos, que en algunos casos mueren de tanto esperar
Al menos ocho especialidades, entre las que destacan cirugía cardiovascular, cardiología, pediatría, medicina interna, radiología y, más importantes aún, obstetricia y ginecología están en cierre técnico. La escasez de insumos, denuncian médicos, compromete la operatividad del complejo integrado por cuatro instituciones asistenciales. De 850 camas que arquitectónicas que dispone el lugar, solo 200 están presupuestadas.
Sin estar preparado para ello, Gustavo Machado, médico adjunto del servicio de cirugía, relata que en una ocasión debió culminar con la escasa luz de un teléfono una intervención que practicaba a un paciente en el esófago. Las fallas de energía eléctricas son recurrentes y en esa ocasión la planta solo se mantuvo operativa por cinco minutos. Frente a esa coyuntura los especialistas responden con una medida de guerra: improvisar focos de luz para suturar a los pacientes.
«Afortunadamente ya estaba terminando la intervención», dijo Machado. De cuatro quirófanos que dispone el servicio de cirugía, solo dos están operativos.
El panorama, coinciden los galenos, es poco alentador en una institución que permanece con los grifos abiertos aguardando por la llegada del agua.»Solo dos veces por semana nos abastecen de la calle. Los médicos residentes tienen cinco meses sin cobrar», dijo Félix Romero representante del Sindicato de Empleados Públicos del Ministerio de Salud.
Al menos tres protestas de médicos, enfermeras y personal obrero se han registrado esta semana en hospitales adscritos a la Dirección de Salud de Distrito Capital por la escasez de insumos, que ha alcanzado 95% en los hospitales del Área Metropolitana.
El desabastecimiento de material médico ha puesto en cierre técnico servicios de laboratorio, imagenología, pediatría, terapia intensiva pediátrica y neonatal en El Algodonal, el J.M. de los Ríos, Los Magallanes de Catia y la Maternidad Concepción Palacios.
Verónica Martínez, pediatra del Luisa Cáceres de Arismendi, advierte que el servicio de anatomía patológica tiene seis meses cerrado, lo que impide realizar estudios de marcadores tumorales a quienes padecen de cáncer. «Estamos atendiendo a los pacientes con las uñas porque no tenemos insumos para el diagnóstico ni para curar sus enfermedades», dijo.
Marieta Rea, médico adjunto de cirugía, expuso que la institución apenas cuesta con un solo pediatra y requieren al menos 10. Más de 130 pacientes aguardan por una intervención en El Algodonal, la mayoría de ellos con tumores malignos. De 21 anestesiólogos que requieren, solo cinco prestan servicio lo que afecta los planes de cirugías electivas (programadas). «Requerimos broncodilatadores y soluciones fisiológicas para nebulizar», decían pacientes al unísono durante la protesta.
El jefe de la Unidad de Tórax, David Rodríguez, alerta sobre el cierre de la terapia intensiva pediátrica por falta de aire acondicionado. La sala cuenta con una capacidad de 15 camas, pero las fallas de infraestructura restringen su uso. El Algodonal, cuya operatividad data del año 1937, fue el primer hospital en practicar un cateterismo y un trasplante de válvula cardiaca. EU
YM