Necesitamos urgentemente un cambio de modelo económico que le coloque una mascarilla de oxígeno a la producción nacional y que nos sirva como catapulta para salir del estado de calamidad pública en el cual nos encontramos
En el oriente venezolano hay un refrán muy popular que reza: “El que ha sido picado de culebra, bejuco le para el pelo”.
Esto va a pasar con Venezuela cuando, en un futuro hipotético, aparezca otro gobierno demagógico como el actual, anunciándole al país que va a iniciar una política de expropiación de activos, de control de precios y de cambio. Si eso llegara a suceder, alguien debería recordarle a la población las rimbombantes declaraciones del gobierno en el 2003, garantizando que este tipo de medidas traerían la máxima felicidad a la población.
Tras 13 años de controles, la “felicidad” nos chorrea por los labios temblorosos del hambre, la cara nos resplandece, no porque estemos ahítos de comida, sino por el frío que se experimenta tras horas sin probar alimento. Observo con horror e impotencia niños barrigones por comer solo agua de espaguetis, porque ni siquiera la pasta completa sus madres se las pueden dar. La gente prácticamente se está muriendo de mengua, algunos porque no consiguen medicinas, otros por no tener dinero para comprar comida y, en algunos casos, porque teniendo plata no consiguen los productos.
Pero además de solucionar el problema del abastecimiento, también debemos potenciar el poder de compra de la gente.
Un pueblo empobrecido imitará a mi madre que cuando yo estaba pequeño me decía: “ Usted ve ese pedacito de carne que se está secando colgado del techo, bueno, ese es para ‘la Pascua de Reyes’, pero para comer ahora, lo que tengo son estas arepitas peladas con picante y guarapo”. Por cierto, mi madre nunca me contó qué significaba el termino “la Pascua de Reyes”, pienso que debía ser algo como las calendas griegas.
Critico los aumentos paupérrimos y populistas que el gobierno lanza, como una migaja, a los que menos tienen, que solo sirven para alimentar la espiral inflacionaria, es decir, una medicina que en vez de mejorar, matará al paciente.
Necesitamos urgentemente un cambio de modelo económico que le coloque una mascarilla de oxígeno a la producción nacional y que nos sirva como catapulta para salir del estado de calamidad pública en el cual nos encontramos.
Además necesitamos otro gobierno que sea capaz de rescatar la capacidad adquisitiva del salario de los venezolanos, garantizar que tendremos productos en abundancia en el término de 45 días, acorralar y meter en cintura al hampa, borrarnos la cruz mortal que tenemos pintada en la frente y devolverle la paz al país, respetando las instituciones.
En conclusión, necesitamos un gobierno que gobierne con el pueblo, por el pueblo y para el pueblo. ¡Cacho en la manga, señores!
“Tras 13 años de controles, la ‘felicidad’ nos chorrea por los labios temblorosos del hambre…”
Noel Álvarez
@alvareznv