El Hospital de Niños J.M. de los Ríos es un centro de referencia nacional para la patología renal pediátrica
Los niños no escapan a la complejidad de la enfermedad renal crónica, una patología en la que los riñones pierden progresivamente su capacidad de depurar la sangre, filtrar los desechos del organismo y mantener un equilibrio entre los líquidos y minerales que se transportan en la circulación sanguínea. La nefróloga pediatra Elizabeth Montoya, explicó que a medida que se deteriora la función renal el paciente requiere someterse a sesiones de hemodiálisis y puede llegar a requerir un trasplante de riñón para seguir con vida.
“Para el cierre del año 2015 tuvimos 176 pacientes con enfermedad renal crónica desde el estadío 2 al 5, de los cuales 36 niños estaban en hemodiálisis. Nunca antes habíamos tenido este número de pacientes”, comentó la especialista en nefrología durante un conversatorio realizado en la Universidad Central de Venezuela en el Instituto de Inmunología, organizado por la Organización Nacional de Trasplante de Venezuela y la Sociedad Venezolana de Nefrología, en Caracas en el marco del Día Mundial de Riñón.
Estadísticas del Hospital de Niños J.M. de los Ríos
Elizabeth Montoya, quien también es miembro de la Sociedad Venezolana de Nefrología, informó que la enfermedad renal crónica en niños tiene una incidencia de aproximadamente 1 a 3 casos nuevos por cada millón de habitantes, en un lapso de 12 meses.
La edad promedio de los pacientes tratados en el 2015 es de ocho a cuatro años; sin embargo, evaluaron desde recién nacidos hasta adolescentes.
Cabe destacar que el Hospital de Niños J.M. de los Ríos es un centro de referencia nacional para la patología renal pediátrica y es el único en Venezuela que realiza hemodiálisis crónica en pacientes con un peso inferior a 10 kilogramos.
En relación al trasplante, es el principal centro del país, donde se han realizado 275 trasplantes renales desde el año 1983 hasta el 2015.
Control y Prevención
Es muy importante que los niños sean llevados con la regularidad que corresponde al pediatra, para que se pueda detectar a tiempo cualquier alteración y referir al nefrólogo pediatra para su seguimiento y control. No obstante, el problema fundamental de las enfermedades renales lo constituye el hecho de que en la mayoría de los casos no tienen sintomatología específica y pasan desapercibidas.
Para concluir, la galena recalcó que la prevención comienza con mejorar los hábitos de alimentación y estilo de vida. Se debe vigilar el crecimiento del niño, mantener el peso bajo control y cuidar los niveles de azúcar en la sangre, así como la presión arterial para evitar complicaciones que acaben afectando los riñones.