Otra novela del caraqueño Edgar Borges es lanzada en España
Llegó la hora de la verdad para un escritor venezolano que se instaló en Europa desde hace cierto tiempo. “El olvido de Bruno”, la nueva novela de Edgar Borges (Caracas, 1966) estará a la caza de lectores desde el próximo 28 de mayo y lo hará en la Feria del Libro de Madrid, donde firmará ejemplares, y el 6 de junio se presentará oficialmente en la Casa del Libro de la Gran Vía. “Me acompañará el escritor y traductor italiano Gianfranco Pecchinenda. También se presentará una lectura dramatizada a cargo de los actores Alejandro Arroyo, como Bruno, y Sara Márquez, como Eliana. Todo un lujo para mí poder compartir con estos buenos amigos y artistas”, comenta vía Internet.
Su historia
–¿Cuántas novelas hasta ahora?
–Tengo cinco novelas publicadas: “¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe?” “¿Quién mató a mi madre?”, “La contemplación”, “El hombre no mediático que leía a Peter Handke” y “La ciclista de las soluciones imaginarias”, entre otras piezas literarias como “Sonido Urbano, calle, salsa y cuentos”, “Sueños desencantados”, “Mis días debajo de tu falda”, “La monstrua, la mujer que jamás invitaron a bailar”, “Aquiles, el último fugitivo de la globalización”, “Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante”, “El vuelo de Caín y otros relatos” y “Vínculos. Apuntes con Rubén Blades”.
–¿Cuál es el meollo de esta novela?
–Por consejo de la editorial Carena solo revelo que para el protagonista Bruno, decir Bruno es recordar parte de su historia. Una voz le narra su vida; una enfermedad le hace dudar de la realidad. En síntesis, “El olvido de Bruno” es la saga de un viejo librero muy querido en el barrio. Solo Eliana, su mujer, conocía su padecimiento. Ella era escritora y le enseñó a inventar relatos para rellenar los vacíos de la mente. Contar, contarse; imaginación para salvar la memoria. Un día su esposa desaparece. El hombre no recuerda si murió o le ha abandonado. Solo sabe que ella sufría una enfermedad y que a gritos pedía la muerte; también recuerda que él se inventó una niña para evadir los llamados de su mujer. La pequeña jugaba a la rayuela; otras veces le sangraba la nariz, un hombre la perseguía. Cierta noche, la niña se esfuma y con ella Eliana. Al poco tiempo una niña real desaparece. El suceso ocurre camino del colegio, frente a la librería. Los vecinos señalan a Bruno como el principal sospechoso. El padre, un sastre que maltrata a su mujer y que persigue vagabundos, ha decidido sentenciar al librero. La madre cree que un hombre de mirada noble no sería capaz de hacer daño. Lo que ella no sabe es que Bruno tiene mirada noble solo cuando piensa en Eliana. La novela encierra varias historias alrededor de Bruno. Es una novela sobre las narrativas que determinan la vida de un sujeto. Si no narras tu vida, te la narran.
–¿Cuándo Venezuela, su patria, lo editará?
–No lo sé, aunque ya en Venezuela me está publicando Ígneo Editorial. Lanzaron “Vínculos. Apuntes con Rubén Blades” y “La ciclista de las soluciones imaginarias”. Sin embargo, tengo la impresión de que en Venezuela, por ahora, solo interesa la literatura realista. A mí la sobredosis de la realidad no me interesa, eso de algún modo coarta la imaginación del individuo. Mi vía es la ficción, o las ficciones como alternativas de realidades posibles. Y no es la ficción como escapismo, sino como confrontación ante tu propia realidad, como fuerza demoledora de tus propias certezas y de la realidad que te imponen como cultura absoluta.
–¿Cómo van las traducciones?
–Bien, en estos días de mayo saldrá en Italia mi segunda novela en ese idioma, “El hombre no mediático que leía a Peter Handke”. Después vendrá “La ciclista”. Lo mismo estas obras se están traduciendo al inglés.
Pura ficción
Hay que recordar que las características de su novelística es la ficción, esa fuerza inherente al ser humano que derrumba y construye realidades. Ante las circunstancias, sus personajes tienen que decidir si son fichas de un destino o hacedores de una nueva trama. Su literatura es confrontación y salida; la palabra, en lugar de describir la realidad, la implosiona y la transforma. Así lo han analizado los críticos y editores.
La crisis ética
Revela Edgar Borges, quien trabajó aquí en Caracas como periodista, que se mueve por Europa hace casi una década, acompañado de sus dos hijas, Miranda y Camila. “Ellas son lectoras afiliadas a cuantas bibliotecas encuentran a su paso. Más que la crisis económica, me ha afectado la crisis ética por lo que sacude y moldea a nuestro alrededor, no por las convicciones que solo se fortalecen para aprender a resistir mejor. Es un proceso atropellador y fugaz que no da tregua a la ofensiva de un mundo que no tiene tiempo de ser más humano, pero, sin duda, o nos detenemos y actuamos para encontrar ese punto de regreso a lo que somos o nos implosionaremos en este absurdo intento por llegar a ser lo que no somos”.