Muchos personajes que ocupan cargos en organismos o instituciones internacionales son peones del imperio, trabajan para satisfacer la codicia de empresarios y capitalistas
Las constantes arremetidas contra Venezuela de Luis Almagro, Secretario General de la Organización de los Estados Americano (OEA), están al margen de las funciones inherentes al cargo para el cual fue electo. Las acusaciones contra el Estado venezolano están regidas por la campaña de desprestigio orquestada por la mediática internacional y las grandes corporaciones. Se trata de derrocar al gobierno legítimamente constituido y para ello las alianzas nacionales e internacionales no escatiman gastos ni esfuerzos.
Desvirtuar el trabajo realizado por la revolución bolivariana en favor de los desposeídos y la clase social más necesitada, es uno de los objetivos de quienes en su miseria humana odian a sus semejantes y los ven como simples esclavos que solo les ayudan a perpetuarse en el ámbito económico. Al capitalista jamás le ha importado el bienestar del hombre, su fin básico es expoliarlo para acumular riquezas. Muchos personajes que ocupan cargos en organismos o instituciones internacionales son peones del imperio, trabajan para satisfacer la codicia de empresarios y capitalistas.
Almagro impulsa en el seno de la OEA la aplicación de la Carta Democrática para sancionar moral y económicamente a Venezuela. Agrede no solo al Presidente de la República, sino que, por extensión, lo hace con todos los venezolanos. Activar este mecanismo puede considerarse como el primer paso para justificar una invasión extranjera y la intervención de Estados Unidos. Aunque resulta poco probable que se aplique, crea malestar y una falsa apreciación de lo que verdaderamente ocurre en el país. Pero además, toda la información que pregonan por el mundo está alejada de la realidad.
Jamás hablaron de las víctimas provocadas por la violencia de la derecha y menos se han dignado recibirlas y escucharlas. Pareciera que defienden ciudadanos de primera y desprecian a los demás.
Almagro se mete en los asuntos internos y ese no es su trabajo; desprestigia la nación con sus opiniones y actuaciones; por lo tanto, no es un interlocutor válido para referirse a Venezuela en ningún aspecto.
“Al capitalista jamás le ha importado el bienestar del hombre, su fin básico es expoliarlo para acumular riquezas…”
José Gregorio González Márquez
caminosdealtair@hotmail.com