QUÉ TAL CONTERTULIO. El Tribunal Supremo de Justicia faculta a personas con varias nacionalidades para ejercer cargos públicos con lo que invalida de manera inconstitucional el artículo 41 de la Carta Magna.
El TSJ está como esos monos, o perros entrenados, que mostrados por su entrenador en espacios públicos, hacen cosas inverosímiles que atraen la atención del caminante con lo que el dueño del mono o perro se gana un dinero pasando un sombrero o cepillo por los mirones.
El entrenador sería en este caso, Nicolás maduro, amaestrador material con el amaestrador intelectual tras bastidores, Herman Escarrá.
Esta atrocidad jurídica tiene su fundamento en la ya conocida (aunque no fehacientemente comprobada) por todo el país político y nacional y el mundo internacional de que Nicolás Maduro tendría la nacionalidad colombiana.
El TSJ está picando adelante (como hizo con las interpelaciones a los ministros) para cuando se compruebe, con los pelos del burro en la mano, como lo sostienen algunos investigadores, como el caso del investigador tachirense, exdiputado y exembajador en la India, Walter Márquez, de que el mandatario nació en la hermana República de Colombia.
*** EL GOBIERNO HACE COSAS con las que demuestra que no sabe lo que es gobernar. Se comporta como los carajitos que cuando uno de ellos hace algo bueno otros tratan de eclipsar. Verbo y gracia, cada vez que hay sesión en la Asamblea Nacional, Maduro encadena con el inmaduro objetivo de pajear lo que se discute en ella.
Un jefe de Estado, con tantos problemas que confronta el país, de inseguridad, de hambre, de electricidad, de escasez, de inflación, de improductividad, roba pantalla con sus permenetes cadenas para despotricar de la oposición; no hace lo que debe y tiene que hacer el presidente de un país. Lo que hace es divertirse con sus desvaríos y dislates retóricos.
Es como si a un padre de familia que esté en un remate de caballos, le avisan de que se le está quemando la casa, y en vez de correr para allá a solventar el problema, como buen padre, se quede porque en la carrera que viene tiene un dato que no pierde. Lo mismo sucede con las marchas.
Cada vez que la oposición anuncia una, el gobierno anuncia otra para el mismo día, con los motivos más pueriles que podamos imaginar: la victoria porque a los poseedores de la Gran Misión Vivienda no tendrán títulos de propiedad; la marcha por el respeto a la mujer, porque un colectivista infiltrado en una marcha de la oposición le pegó a una mujer policía. Ahora, la más reciente, la del jueves donde estudiantes de la UCV, anunciaron una marcha por reivindicaciones presupuestarias, la cual fue frustrada; mientras que los “estudiantes” (los entrecomillo porque ahí había de todo, menos estudiantes. Mis respetos a los estudiantes víctimas de las universidades de segunda) oficialistas marcharon a Miraflores en apoyo al gobierno. Qué contradictio.
Como decía Arturo Uslar Pietri, recordado por Laureano Márquez en su columna en el diario Tal Cual, “…con universidades de segunda clase, no puede hacerse un país de primera clase” y las universidades autónomas son de primera clase, a pesar de que el gobierno cada vez que las oye, saca el revólver emulando a Millan Astray, enemigo nada más y nada menos que de Miguel de Unamuno, escritor, filósofo de alto octanaje y rector de la Universidad de Salamanca. El país no puede construirse, o mejor dicho reconstruirse, con universidades de segunda. Chao, amigos.
Adolfredo José Carrillo /@adolfredocarril; ajcarrillo23@hotmail.com