Uno de los mejores exponentes del baloncesto nacional falleció el lunes en la ciudad de Maracay, a la edad de 79 años
José Rafael Romero Bolívar, uno de los mejores exponentes del baloncesto venezolano en la etapa previa a la Liga Especial y al profesionalismo, falleció el lunes en Maracay, a los 79 años.
Economista de profesión y miembro estelar del equipo nacional en los 60, “Puro Estilo” -que no era solamente, estilo, también eficiencia- fue figura estelar del famoso equipo aragüeño que conquistó 6 títulos nacionales consecutivos. Allí estuvo con Mauricio Johnson, Pedro “Camagüey” Espinoza, Rodolfo Ramírez, Carlos Herrera, Lancelot Bobb, Mike Useche, Aníbal Pino y Hugo González –entre otros-, siempre como máximo anotador y uno de los hombres fuertes del rebote. En sus tiempos universitarios practicó también el atletismo, llegando a bajar de 11 en los 100 metros, marca al alcance de pocos en aquellos años.
Romero, hijo del exlanzador de beisbol Reyes Bolívar, estuvo –por supuesto- en la selección nacional de su tiempo, que bajo la dirección de James Johnson mostró los primeros pases de avance en el campo internacional y en el cual dejó la cifra de 44 puntos en un partido. En el baloncesto, es la figura más sobresaliente entre los nativos de Aragua, solo por detrás del zuliano Mauricio Johnson, y el deporte de su estado le rindió honores no solo incluyéndolo entre las Glorias Deportivas, sino dando su nombre el coliseo de Las Delicias, donde actúan los Toros de la Liga Profesional. Con este equipo se aplicó, también, a las actividades de comentarista, en las cuales destacó por su conocimiento del juego y precisión para el análisis de partidos.
En sus primeros años de economista Romero Bolívar laboró en Puerto Ordaz, y además de mantenerse como jugador fue técnico de una brillante selección femenina de Guayana, a la cual condujo en Juegos y campeonatos nacionales. Allí destacaba Yubirí González –quien llegó a ser la jugadora No. 1 del país-, luego su esposa y con quien procreó una familia que se residenció en Maracay.
Cordial, buen amigo, se disfrutaba conversando “de todo” con Rafael. Lamentamos su partida, sorpresiva para nosotros pues desconocíamos de sus dolencias.
Vaya el pésame a sus familiares. Paz a sus restos.