Incluso para los gobiernos de derecha, aplicar la Carta Democrática se convierte en una espada de Damocles; en cualquier momento podrían ser sancionados o castigados de acuerdo a los caprichos o imposiciones de Washington
El fracaso de Luis Almagro era de esperarse. Invocar la Carta Democrática para desestabilizar a Venezuela constituye un adefesio jurídico y una aberración por cuanto violenta la soberanía nacional. Almagro estaba seguro que alcanzaría una victoria si una parte importante de los miembros votaban su propuesta. Seguramente sabía que no la aprobarían, pero recibiría el apoyo de los gobiernos de la derecha. Sin embargo, sufrió un revés tremendo, pues solo se llamó a la concertación y el diálogo desde el seno de la OEA.
Claro está, en apariencia los gobiernos que adversan a Venezuela proponen que las partes se sienten a conversar, pero, detrás de esta decisión, quizás salomónica, persiste el temor que en cualquier momento sufran la injerencia en sus respectivos países. Almagro se empeña en desestabilizar la tierra de Bolívar y con ello complacer al gobierno norteamericano.
Incluso para los gobiernos de derecha, aplicar la Carta Democrática se convierte en una espada de Damocles. En cualquier momento podrían ser sancionados o castigados de acuerdo a los caprichos o imposiciones de Washington. Luis Almagro interfiere en la política nacional solo por cumplir las órdenes que le señalan desde el imperio. Como peón del capitalismo asume su rol de mandadero bajo la fachada de funcionario de una organización internacional. Si es tanta su preocupación, por qué jamás se ha preocupado por las graves violaciones de los DDHH en México. Los cuarenta y tres desaparecidos en Ayotzinapa son un ejemplo claro de la impunidad con que actúa un gobierno y nadie osa señalarlo como trasgresor de los derechos fundamentales de sus ciudadanos.
Almagro cumple la agenda que le proponen. Trabaja sin descanso para desprestigiar al Estado venezolano. Con su indiscutible parcialidad llama a desconocer la constitucionalidad e impulsar salidas de facto. Seguramente continuará irrespetando al país, asediando a la Revolución Bolivariana y usando la mediática internacional para generar zozobra; pero jamás logrará sus objetivos. Venceremos a los enemigos de Venezuela.
José Gregorio González Márquez
caminosdealtair@hotmail.com