El desempeño del conjunto nacional en la Copa América Centenario dejó un buen sabor y mostró el camino para un mejor desempeño en la eliminatoria
Balance positivo –a pesar del 4-1 en la despedida- deja la actuación vinotinto en la Copa América, donde sumó 2 victorias, empate y derrota para quedarse en cuartos de final.
Lamentables, por supuesto, errores puntuales, decisivos, en el tope ante Argentina, que por lo demás ganó con juego superior, mejor hilvanado su manejo del balón, más firme su defensa. Lunares, el segundo tanto generado en el mal pase de Figuera, la respuesta inmediata del 3-1 luego de gol de Rondón, el error de Seijas en el cobro de la pena máxima a Martínez y el lanzamiento tardío de Hernández (¿tapado por algún defensa?) en el cuarto tanto.
Al margen de las situaciones bien definidas por el DT Dudamel con aquello de “los errores se convierten en pecados” -mortales, agregaríamos en este caso- estimamos que se ha exagerado en contra de Seijas. Se equivocó, desde luego, y si bien se dijo que el arquero argentino “lo tenía estudiado”, pues en los preliminares le había visto un cobro similar, lo cierto es que hay varias maneras, solo que todo depende del resultado. Sin embargo, son desmedidas algunas reacciones, con todo y lo que pudo haber significado la diferencia entre marcar o no, al extremo de que el propio técnico argentino lo señaló como punto de inflexión.
Un desempeño que pudo ser mejor, en conclusión, pero lo sustantivo es la actuación general del equipo, sobre todo porque venía de una crisis terrible de resultados que lo tienen último en la eliminatoria suramericana, sin logro alguno, y una situación interna muy preocupante al concluir de forma abrupta la gestión de Noel Sanvicente y los desencuentros adicionales jugadores-federación.
Ha sido notable la gestión de Dudamel. Recompuso las relaciones con los jugadores, su mensaje sobre el estilo de juego caló y el desempeño general satisfizo a pesar de la escasez de goles. Los triunfos sobre Jamaica y Uruguay, el empate ante México, permitieron mostrar el nuevo rostro vinotinto, buenas señales en lo colectivo e individual, que conforman un balance halagador. Hay, por supuesto, cosas importantes por asentar en la tenencia del balón, en el aspecto general de la defensa, pero además de lo anotado surgen nuevas figuras, algunas esta vez con poca oportunidad, que permiten mirar el futuro con optimismo.
En el mismo partido con Argentina, cuando el equipo “se encontró” luego de los 2 goles, generó varias oportunidades (una parada de Romero, el disparo de Rondón que pegó en un vertical), en movimientos bien llevados, con toque y sentido de profundidad. A distancia pensamos (volviendo a la actuación general) que Añor y Otero debieron jugar más minutos y los cambios tardaban un poco, sobre todo dada la intensidad que caracterizó un desempeño en el cual los volantes pusieron mucho empeño en colaborar defensivamente, en especial por las bandas.
Hubo jugadores con picos altos. Comenzando por el guardameta Hernández, muy seguro en líneas generales, la marcación de Feltscher, el despliegue de Rincón y Figueras; el trabajo de Guerra y Peñaranda, este la revelación del grupo, un muy incisivo y colectivo Martínez y un Rondón que volvió a su mejor nivel.
Aprobado este primer examen, ahora le toca a Dudamel y su Vinotinto la tarea, cuesta arriba, de la eliminatoria al Mundial de Rusia. Complicadísimo meterse en la clasificación, pero lo mostrado en la Copa mueve a pensar que pueden cambiar ciertas cosas. Se superó una situación interna muy delicada, se estableció un patrón de juego que gustó y ha mostrado, sobre todo, una tendencia ofensiva y un manejo del balón que puede llevar a cambiar el eterno defenderse y depender en exceso, ofensivamente, de algún contragolpe o una situación a pelota detenida.
Volvemos a pensar en positivo.
Argentina todopoderosa
Escuchando al comentarista argentino Juan Pablo Varsky a través de Directv Sports no queda otra que pensar que Argentina tiene que hacer poco, pero muy poco, para ganar el título el próximo domingo.
Con gran conocimiento del fútbol, pero con mucha mayor pasión por el conjunto argentino, Varsky ha quedado impresionado con el juego de Messi y compañía.
Y realmente no le falta razón. Lo realizado ante Estados Unidos fue verdaderamente destacable, una obra de arte, en realidad.
Lo único reprochable a Varsky es que piense que Argentina cuando gana como le ganó a Estados Unidos es que su desempeño fue sobresaliente; pero cuando pasó trabajos como ante Venezuela, no fue que la Vinotinto realmente hilvanó ataques peligrosos, sino que todo se debió a que Argentina jugó mal, se defendió mal. No fue que Salomón Rondón le ganó todas a Nicolás Otamendi por arriba, o que Javier Mascherano la sufrió para contener el ataque vinotinto sobre todo en los últimos minutos del primer tiempo. Para Varsky fue que Argentina se defendió mal, que Otamendi no le atinó ante Rondón, no que Rondón vulneró varias veces la zaga argentina. Ojalá no le salgan las cosas mal a sus majestades el domingo, que jueguen bien y ganen.
Edward Sarmiento
Armando Naranjo
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@DonArmandoN
AFP / Jim Rogash