Alemania, con un gran partido de Julian Draxler, pasó su rodillo por encima de Eslovaquia, ganó 3-0 con solvencia y alcanzó los cuartos de final de la Eurocopa con una superioridad arrolladora que la confirma como una de las selecciones favoritas al título.
De momento, de los posibles candidatos que han jugado los octavos de final, el conjunto germano ha resultado ser el más fiable. Portugal y Croacia decepcionaron con un partido tosco que se llevaron los lusos de chiripa. Y Francia tuvo que sufrir para remontar un 0-1 ante Irlanda, que hasta la aparición de Antoine Griezmann puso contra las cuerdas a los anfitriones.
A falta del Italia-España y del concurso de Bélgica e Inglaterra, Alemania demostró que a estas alturas del torneo está por encima de sus otros contrincantes. Es cierto que el rival invitaba a darse un paseo y también es cierto que Alemania no se ha visto las caras todavía con una selección grande (también ha jugado contra Irlanda del Norte, Polonia y Ucrania).
Löw apostó definitivamente por Draxler y sentó a Mario Götze, irregular y criticado por su juego. Sacrificado Götze, Draxler se desató y, junto al equilibrio de Toni Kroos y de Sami Khedira, las ideas de Özil y el acierto de Mario Gomez, Alemania despegó.
Curiosamente, el primero en marcar fue el central Jerome Boateng, cuya presencia era dudosa antes del partido por un problema en un gemelo. No pareció afectarle mucho y marcó con un espectacular disparo de volea que sorprendió a Matus Kozacik a los diez minutos. Desde fuera del área, el defensa germano hizo el 1-0 y abrió la puerta de la goleada.
Lo solventó con muchos reflejos Manuel Neuer, que sacó una mano salvadora a un cabezazo de Juraj Kucka, protagonista instantes después del lío que le montó Draxler. El extremo alemán le encaró en la línea de fondo, le hizo una finta estratosférica y sirvió el segundo en bandeja a Mario Gomez.
Con 2-0 en contra y toda la segunda parte por delante, Eslovaquia tenía que arriesgar. El equipo de Jan Kozac estiró sus líneas e intentó tener más la pelota para llegar de algún modo a los dominios de Neuer. Pero apenas lo consiguió.
Sus intentos acabaron en la nada y Alemania pudo jugar a contener para no desgastarse en exceso.
El jugador del Wolfsburgo se coronó con el tercer tanto. Atento dentro del área pequeña de Kozacik, recogió un rechace y, de volea, mandó un pelotazo imposible para el portero eslovaco. Fue su recompensa a un gran partido y el finiquito a los octavos de final.