El actor, cuyo verdadero nombre era Carlo Pedersoli, nació el 31 de octubre de 1929 en Nápoles y adoptó el nombre artístico de Bud Spencer, mezclando el nombre de una cerveza y el de su astro favorito, Spencer Tracy
Tras la muerte del actor Bud Spencer las autoridades italianas expresaron su pesar y preparaban una vigilia en Roma.
El ministro de Cultura Dario Franceschini dijo que Spencer «supo cómo entretener a generaciones completas».
El ayuntamiento de Roma, en tanto, dijo que realizará una vigilia el miércoles para que los admiradores de Spencer puedan rendirle homenaje.
El corpulento actor, apodado «el gigante de buen corazón» por combatir a los malos en numerosos spaghetti westerns, falleció el lunes por la noche a los 86 años.
Su hijo Giuseppe Pedersoli dijo a la agencia italiana de noticias ANSA que su padre murió pacíficamente. Pedersoli no dio detalles sobre la causa del deceso.
El actor, cuyo verdadero nombre era Carlo Pedersoli, nació el 31 de octubre de 1929 en Nápoles y adoptó el nombre artístico de Bud Spencer, mezclando el nombre de una cerveza y el de su astro favorito, Spencer Tracy.
Durante su juventud fue un deportista: fue primer italiano en nadar los 100 metros estilo libre en menos de un minuto.
Los papeles de Spencer explotaban su fortaleza física, especialmente su gran cuerpo y barriga. Su imponente figura le mereció un papel pequeño como guardia romano en «Quo Vadis» de 1951.
El director italiano Mario Monicelli le dio su primer papel importante en la película de 1955 «Un héroe de nuestro tiempo». Spencer dejó su carrera como nadador tras los Juegos Olímpicos de Roma de 1960.
Mientras trabajaba en la cinta de 1967 «Dios perdona… ¡Yo no!», Spencer conoció al actor Mario Girotti, quien tomaría el nombre artístico de Terence Hill y se convertiría en su compañero de fórmula en los spaghetti westerns.
Spencer, quien también tenía un título en derecho, se abrió paso en películas populacheras como «Más allá de la ley» de 1968; «Me llaman Trinity» de 1970; «Juntos son dinamita» de 1974; «Yo estoy con los hipopótamos» de 1979; «Dos puños contra Rio» de 1984 y «Un zapatón en el paraíso» de 1991.
Las películas de Spencer deleitaban al público pero no a la crítica, señaló la radio estatal italiana el martes, subrayando que lograba hacer reír con su humor físico, especialmente al golpear en la cara a los personajes malos y arrogantes.
Después de hacer una película con el renombrado director italiano Ermanno Olmi en 2003, Spencer confesó que esa era quizá la primera vez que sintió que era un actor. «Siempre dije que era solo un personaje», señaló.
Spencer decía que el deporte le enseñó a tener humildad: «Un día despiertas y alguien es mejor que tú, y no eres nadie. Lo mismo pasa en el cine».
AP