La paciencia es una virtud de tolerar y soportar situaciones incomodas por las que pasamos a diarios incluyendo a las personas, desde un amigo hasta un familiar. Sin embargo, se dice que para tener paciencia hay que tener sabiduría, entendimiento y sobre todo comprensión.
A veces las precipitaciones nos impiden tener paciencia por el simple hecho de tener rabia y por ser explosivas antes las circunstancias negativas que se nos presentan.
Es un rasgo de personalidad madura, esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas pasen ya que piensan las cosas que no dependen de uno, dependen del tiempo.
El tener paciencia le desarrolla una sensibilidad que le va a permitir identificar problemas, contrariedades, alegrías, triunfos, fracasos del día a día, y por medio de ella, afrontar la vida con optimismo, tranquila y siempre en busca de armonía.
La tolerancia va de la mano con la paciencia, nos permite aprender a conocer a nosotros mismos. Si bien sabemos, la tolerancia es uno de los valores de los seres humanos más importantes que tenemos en la vida.
La importancia de la tolerancia radica en la posibilidad que nos otorga de convivir en un mismo espacio con personas de diferentes culturas o con diferentes creencias.
La tolerancia es la que nos permite vivir en armonía en un mismo país con personas que profesan diferentes religiones, que apoyan otras tendencias políticas, que poseen una condición sexual diferente, etc.
La tolerancia no sólo es aplicable a nivel de país, sino que es algo que debemos desarrollar en nuestros hogares con aquellas personas a las que más queremos, como nuestra familia y amigos, así como también, a nivel mundial, donde se intenta convivir en armonía con un sinnúmero de culturas y personas muy diversas.
Uniendo la paciencia y la tolerancia podemos desarrollar una personalidad de carácter y equilibrio en nuestras vidas bien definida, desde un punto de vista espiritual y desde el alma, les recuerdo, que nuestros sentimientos son reproducidos en el alma, que es donde están nuestras emociones.
Estos sentimientos incluyen tres situaciones: 1 Capacidad de sufrir y tolerar las adversidades con valor y sin quejarse. 2 Capacidad de esperar con tranquilidad una cosa que tarda. Impaciencia. 3 Capacidad para realizar una actividad o un trabajo difícil, pesado o minucioso con perseverancia: es un hombre muy mañoso y con mucha paciencia, por eso se le dan bien los trabajos manuales. 4 Dulce pequeño, redondo y abombado por arriba que está hecho con harina, huevo, almendras y azúcar y se cuece en el horno. Lo dicho anteriormente dispone al alma la de paciencia, mansedumbre y moderación.
Es propio de la virtud de la paciencia moderar los excesos de la tristeza y de la virtud de la mansedumbre moderar los arrebatos de cólera que se levanta impetuosa para rechazar el mal presente.
El esfuerzo por ejercer la paciencia y la mansedumbre como virtudes requiere un combate que requiere violentos esfuerzos y grandes sacrificios. Pero cuando la paciencia y la mansedumbre son frutos del Espíritu Santo, apartan a sus enemigos sin combate, o si llegan a combatir, es sin dificultad y con gusto.
La paciencia ve con alegría todo aquello que puede causar tristeza. Así los mártires se regocijaban con la noticia de las persecuciones y a la vista de los suplicios. Cuando la paz está bien asentada en el corazón, no le cuesta a la mansedumbre reprimir los movimientos de cólera; el alma sigue en la misma postura, sin perder nunca su tranquilidad.
Porque al tomar el Espíritu Santo posesión de todas sus facultades y residir en ellas, aleja la tristeza o no permite que le haga impresión y hasta el mismo demonio teme a esta alma. La paciencia es un ejercicio de amor, de fe y humildad que hace crecer a las personas.
Con aquellos acontecimientos que llegan y que nos son contrarios: la enfermedad, la pobreza, el excesivo calor o frío…
Los diversos infortunios que se presentan en un día corriente: el teléfono que no funciona o no deja de comunicar, el excesivo trafico que nos hace llegar tarde a una cita importante, el olvido del material del trabajo, una visita que se presenta en el momento más inoportuno.
Son las adversidades, quizá no muy trascendentales, que nos llevarían a reaccionar quizá con falta de paz. En esos pequeños sucesos se ha de poner la paciencia.
Elementos claves para desarrollar la paciencia: La paciencia se puede lograr ejercitándola. Autocontrol es la clave.
Dejar ir las preocupaciones y disfrutar de cada momento por pequeño que sea el logro o el avance. Identificar y conocer las cosas que logran impacientarse, reflexiona porque te impacientan y trata de distribuir responsabilidades entre otras personas o de salir de lo que no puedas manejar con serenidad, tú puedes dominarlo, es solo un plan.
Recurrir a la meditación, oración y ejercicios de respiración, caminatas, lecturas y conversar con personas conocedoras del tema.
No perder el foco el objetivo. Identifica los beneficios de lograr un estado de paz interior y mantener el equilibrio.
Elementos claves para obtener éxito en lo que emprendemos: Tener claridad de lo que quieres hacer. Tener conocimiento de cómo lograrlo. Hacer un plan de cómo desarrollar las acciones para lograrlo.
Identificar los mejores momentos para emprender el camino hacia la meta. Concentrarte en el logro de la meta, nunca dispersarte. Trabajar para lograrlo. Mirar soluciones, no problemas. Identificar las oportunidades y aprovecharlas de la mejor manera.
Debes amar y apasionarte por lo que quieres. Aprender de las experiencias que va viviendo en el proceso.
Verse obteniendo las victorias. Nunca rendirse. Las personas que hacen de la paciencia un valor, siempre disfrutaran de las recompensas que esta ofrece en todas las circunstancia de la vida: En las relaciones humanas, en las relaciones de pareja, en los estudios, en el trabajo, en la búsqueda de trabajo, recursos económicos, en toda circunstancia se debe aprender a esperar, sin dejar de trabajar por lo que quiere. Consultas telf. 0426-8179569. Correo yaemirz@hotmail.com