El Banco Central de Venezuela tiene años sin informar el estado de las cuentas nacionales, del curso de la inflación, de la escasez y de la balanza de pagos
Sin duda ninguna, la incapacidad es una característica fundamental del gobierno actual. No hay sino que oír a cualquier vocero gubernamental para darse cuenta de ello.
Las explicaciones esotéricas que le dan a los fenómenos, las contradicciones en las que permanentemente caen, las decisiones irracionales, paradójicas y desatinadas que toman, le dicen a cualquier espectador atento e imparcial, que la ignorancia está en el centro de la acción gubernamental.
Esta conclusión se refuerza cuando se observa al equipo de gobierno y se conoce su formación y su experiencia en las áreas donde tienen que tomar y toman las decisiones. A esto se suma la soberbia de los ignorantes, que los ayuda a compensar el complejo de inferioridad que sienten interiormente.
Estamos frente a un gobierno incapaz en el más amplio sentido de la palabra. Su casi única experiencia es la que han obtenido siendo gobernantes todos estos años. Esto ya lo dice todo. Pero no es la incapacidad el único aspecto negativo del Gobierno, y no me refiero solo al Ejecutivo, sino a todos los poderes nacionales, regionales y locales.
Están conscientes de ello y saben que lo están haciendo mal, que no dan pie con bola, pero tratan de impedir que esa profunda incapacidad e ignorancia pueda verse con claridad, no solo internamente sino en el ámbito internacional. Se hace necesario entonces impedir que sean puestas de manifiesto y, para ello, han ido eliminando todas las fuentes de información oficial sobre la situación del país.
La ausencia de esta información es una dificultad para conocer con certeza lo que ha ocurrido, única forma de elaborar un programa capaz de enfrentar exitosamente la grave crisis actual.
Esa grave limitación se vuelve incluso contra el mismo gobierno, ya que la ausencia de informes y estadísticas periódicas permite a distintos funcionarios “protegerse” de sus supervisores, por lo que no se sabe que las cosas andan mal ni quiénes son los responsables.
El Instituto Nacional de Estadística, necesario para la acción gubernamental, no publica desde 2014 la Encuesta de Hogares por muestreo. El Banco Central de Venezuela tiene años sin informar el estado de las cuentas nacionales, del curso de la inflación, de la escasez y de la balanza de pagos.
Se carece de información sobre el destino, la administración y los resultados de inversiones tan grandes como la de Fonden, donde la suma de recursos involucrados es de 135 mil millones de dólares, manejados por Chávez y Giordani y por Maduro y Giordani.
El exministro no ha sido citado para investigar qué pasó con esta gigantesca cifra. Hay total obscuridad sobre Cadivi, Bandes y el Fondo Común China Venezuela.
Esta carencia impide las acciones futuras de recuperación y agregan mucha incertidumbre a los planes de recuperación que han sido esbozados.
Luis Fuenmayor Toro